El pene puede quedar atrapado por la vagina durante el sexo y aunque suena a una escena de una burda comedia sexy, en la realidad existen historias de parejas que se quedan atascadas durante el acto sexual.
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Homero describe cómo Venus y Marte quedaron enganchados ante las «inextinguibles carcajadas» de los dioses
«Cuando el pene está dentro de la vagina se va hinchando gradualmente«, explica el doctor John Dean, médico de sexualidad en Reino Unido, al dar su hipótesis sobre cómo puede ocurrir el problema.
«Los músculos de la base pélvica de la mujer se contraen rítmicamente con el orgasmo. Mientras esos músculos se contraen, el pene se atasca y se hincha aún más«.
Al final, los músculos vaginales se relajan, el pene se descongestiona de sangre y el hombre puede retirarse.
Muchos amos de perros habrán visto a sus mascotas quedarse pegadas durante la copulación. Sin embargo, hay razones anatómicas especiales para que eso ocurra, según Peggy Root, una experta en reproducción animal de la Universidad de Minnesota. El pene de un perro tiene un compartimento que se llena de sangre después del inicio del coito, efectivamente aferrando al macho en su lugar.
El doctor Dean dice haber discutido, a lo largo de los años, con varios de sus pacientes sobre sus experiencias de quedar atascados, más por curiosidad que por que se trate de un problema serio.
Él hace una distinción entre penis captivus y la condición más común y grave conocida como vaginismus, en la que los músculos vaginales de la mujer se contraen involuntariamente, impidiendo el coito.
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Marte y Venus «cautivos» en versión del artista del siglo XVI Raphael Regius (Universidad de Vermont)
Dos reseñas de la historia sobre penis captivus, publicadas en 1935 y 1979, resaltan una fascinación de larga data con el tema.
En 1372, Geoffery de la Tour-Landry relató como un libidinoso llamado Pers Lenard «tuvo relaciones carnales con una mujer» encima del altar de una iglesia y que Dios «los ató firmemente a los dos esa noche«.
Al día siguiente todo el condado vio a la pareja todavía entrelazada «firmemente como un perro y una perra«. Tras la pronunciación de oraciones el largo coito de la pareja llegó a su final (aunque se vieron obligados a regresar a la iglesia durante tres domingos, desnudos, y flagelarse públicamente).
Historias y mitos
El captivus figura en varias otras historias y mitos medievales que F Kraupl Taylor, autor de la reseña de 1979, cree que tendrían una «muy tenue conexión con los hechos verdaderos«.
También se muestra escéptico con respecto al relato de 1931 de un evento en Varsovia, durante los años 1920, que terminó con un doble suicidio.
En esa ocasión, el penis captivus afligió a dos amantes sosteniendo relaciones en un jardín después de que había cerrado y la pareja solo pudo separarse después de que la mujer fuera anestesiada.
La verdadera tragedia ocurrió cuando la prensa sensacionalista publicó la historia. «Al día siguiente dos tiros de revólver pusieron fin al sufrimiento mental de los dos amantes«, dice la historia.
En 1908, en su libro La vida sexual de nuestro tiempo, Iwan Blich relató otro caso de penis captivus después de un encuentro furtivo, esta vez en un callado recodo en el puerto de Bremen, Alemania.
La mujer sufrió un «espasmo involuntario«, el hombre -un estibador- quedó atrapado y una gran multitud se congregó para verlos. Eventualmente, la pareja fue trasladada a un hospital donde se le administró cloroformo a la mujer para separarlos.
En un manual de ginecología de 1933, el autor Walter Stoeckel especuló que el penis captivus sólo afectaba a las parejas que tenían relaciones sexuales ilícitas, pues el temor de ser descubiertos supuestamente podía contribuir a fortalecer el espasmo muscular de la mujer.
Brujería
Esa opinión está descartada por los expertos pero la narrativa de los encuentros clandestinos seguidos de la humillación pública continúa. Reportajes recientes de penis captivus -en Kenia, Malawi, Zimbabue y Filipinas- todos se refieren a parejas adúlteras.
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Un video en Nairobi, Kenia, muestra una muchedumbre rodeando una casa donde, supuestamente, una pareja sufría de captivus
El incidente en Kenia, en 2012, supuestamente ocurrió después de que un marido engañado visitara a un brujo. Se reportó que la pareja finalmente pudo desengancharse con oraciones y sólo después de que el hombre culpable aceptara pagar al marido el equivalente a US$230. Fue filmado sacando el dinero de un cajero automático.
Los medios en Zimbabue informaron el año pasado que una mujer estaba entablando una demanda contra su novio de muchos años porque la embrujó con un «runyoka» -un hechizo que la hizo quedar enganchada a su amante.
Según uno de los informes, ella exigía compensación del novio celoso por «haberla humillado y tratado de controlar cómo debería usar sus partes privadas«.
No obstante, hay varios relatos de penis captivus que suceden dentro del matrimonio, incluyendo dos casos sensacionales estudiados por ginecólogos alemanes en el siglo XIX.
Tal vez el mejor ejemplo verificado del fenómeno también ocurrió con una pareja casada. Después de la publicación de la reseña de Kraupl Taylor, la revista especializada British Medical Journal recibió una carta del doctor Brendan Musgrave, en la que recordó un incidente en 1947 de sus días como el médico en residencia en el Hospital Real del Condado de la Isla de Wight.
«Puedo claramente recordar a la ambulancia llegando con dos personas jóvenes, una pareja en su luna de miel creo, cargadas en una misma camilla hasta la unidad de urgencias«, escribió. El relato fue corroborado por otro doctor que estaba de turno en ese momento.
El doctor John Dean dice no poder explicar la «inusual historia«, ya que la gente que ha experimentado captivus por lo general tiene problemas separándose durante sólo unos segundos.
Sin embargo, añade: «Si uno se encuentra en esa situación, el tiempo que pase se sentirá como una eternidad«.
seryhumano.com / William Kremer
Fuente: bbc.co.uk