“Todo esto sucedió mientras yo estaba caminando…” Extracto de la obra
La reputación de Knut Hamsun se ha visto empañada por sus simpatías por el nazismo, pero su retrato semi-autobiográfico del artista como joven hambriento es un clásico fundamental del modernismo. Influido por Dostoievski, Hamsun desarrolla un tipo de individualismo nietzscheano que se rebela tanto contra el naturalismo como contra la política literaria progresista asociada a Ibsen.
La angustia de Hambre imagina los paisajes urbanos alienados de Kafka, pero con una insistencia sobre las tensiones entre la economía cotidiana y el ensueño coloquial que serían dignos de James Kelman.
Narrada con el apremio de un tiempo presente famélico, la novela describe las fases de degradación del narrador mientras este intenta ganarse la vida mediante la escritura. Unas veces febril por la falta de alimento, otras desdeñoso contra la humanidad, el narrador posee un sentido de la autoestima demasiado alto, de manera que los encuentros y falsas percepciones resultan a un tiempo hilarantes y oscuramente existenciales.
Gradualmente el Hambre separa la relación entre la necesidad y la dignidad, lo que induce a representaciones de locura que tienen casi un efecto alucinógeno. La novela yuxtapone los sueños de respeto y las fantasías del narrador con sus crímenes mezquinos y sus no menos mezquinos planes de venganza, pero en todo momento fluctúa cautelosamente entre afirmar que se trata de un escritor excepcional y revelar que no es más que un pobre iluso, perdido en el rencor y la estupidez.
Con rasgos que anticipan los intelectuales vagabundos de la obra de Beckett, Hambre es un antídoto para todo aquel que planee una carrera como artista del hambre.
Su primera edición data de 1890 y fue merecedora del Premio Nobel de Literatura en 1920, bajo el título original de Sult.
seryhumano.com / Drew Milne