Ubicada en la Francia del siglo XVIII, la novela de Süskind narra la historia de Jean-Baptiste Grenouille, dotado por naturaleza de un sentido sobrenatural del olfato y de absoluta falta de olor propio.
Su estilo narrativo se distingue por el énfasis que se pone en el olfato y el hecho de que cada escena se narra cómo percibida por la nariz de Grenouille, con toda la riqueza y complejidad de detalles olfativo. Süskind traza así una elaborada y bella descripción de los olores de los objetos cotidianos (como la inmensa variedad de aromas emitidos por la madera) y de la forma como trabajaba con el olfato de la perfumería francesa del siglo XVIII.
Lo que podría haber sido solo un simple artificio literario se libra de ser tal por su atención a la psicología de los personajes. Auténtico psicópata, Grenouille está convencido de que su agudeza olfativa lo sitúa por encima del común de los mortales.
Concibe una fantasía en la que se ve como un gobernante caprichoso que imparte a las masas las fragancias más delicadas antes de buscar su propia gratificación. Pero, en un mundo construido a base de olores, a Grenouille lo obseciona su propia falta de olor, puesto que esto lo convierte en un ser insignificante, capaz de discernir la sustancia de todo, pero falto de identidad propia.
Se embarca, así, en el proyecto criminal de apropiarse de los olores humanos más codiciables: los de las mujeres jóvenes en flor. Pero incluso el exquisito aroma de estas solo le sirve para enmascarar su ausencia de olor y su consiguiente insignificancia en un universo fragante.
seryhumano.com / Liam Connell