Entre espigas y rosas – Parte I
El centellante sol estaba en su punto más álgido, las pocas nubes en el horizonte formaban figuras amorfas, que se le antojaban burlonas y descaradas, cuando con otro ánimo pudo haberlas observado diferentes, como motas de algodón, suaves y brillantes. Con el calor sofocante que hacía, ya era irremediable luchar, con 35 grados a la…