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Pero no nos encontrábamos en una plaza de Bamberg donde en cualquier tarde de verano es muy común sentarse en uno de sus bancos a disfrutar de un helado mientras escuchas una banda de rock o de pop afinando sus instrumentos para luego deleitar a sus espectadores con una excelente puesta en escena de sus mejores composiciones, en donde el tiempo se detiene, y evocas recuerdos al son de cada compás, en tanto que divisas a lo lejos el recorrer del río Regnitz o la majestuosidad de la Catedral cuya estructura de estilo romántico hacen de una tarde cualquiera un interminable suspirar.
Para nada; era en las Mercedes, Municipio Baruta en donde estábamos, en la que empezó (para mí) la travesía de caminar por toda su avenida principal y detenerme en cada estación de lo que es una celebración internacional y que ya hace treinta años se celebra en Francia, ¡La Fiesta de la Música!, cuyo objetivo es el de promocionar la música llevándola a las calles con la organización de conciertos gratuitos, en los que el público tenga la oportunidad de presenciar sus artistas preferidos.
Observar desde cómo se preparaban haciendo contorciones con su cuerpo y gesticulando para comenzar la presentación o haciendo una llamada de último minuto al pana que no había llegado, hasta improvisaciones y saltos, repletos de ánimo y sonrisas de músicos, coordinadores, fotógrafos, animadores y del público en general, que se acercaba con el único objetivo de disfrutar algo distinto y con un entusiasmo rebosante; o como llegó afirmar el filósofo alemán Arthur Schopenhauer “en la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad”.
Les comentaré algo más, el recorrido lo logré porque conté con el apoyo de Francisco Lizarazo, quien les dirá con más detalle de que se trata toda esta fiesta, la cual tituló:
Muchos actores y un solo destino: la Música
Hay empresas que por su magnitud requieren el esfuerzo de muchos para que el resultado sea el que podría ofrecernos un reloj suizo, cuya maquinaria trabaja unida y cada parte cumpliendo un objetivo específico, que al sumarlos todos da la fama que se han ganado estos artículos: precisión.
Si en el 2011 la Fiesta de la Música en Caracas fue una experiencia que reunió a varios músicos alrededor de 25 estaciones, todos actuando según un cronograma en 5 municipios capitalinos. La experiencia del 2012 superó la anterior, y eso requería desde el punto de vista periodístico reforzarse y pensar estrategias para mejorar el “descubrir” lo que ese 16 de junio la ciudad ofrecería al llamado ciudadano de “a pie”.
La meta de los organizadores era a reunir más de 800 músicos y 40 animadores en 5 municipios de Carcas, y 3 ciudades del estado Miranda, para que en 5 horas se generaran melodías “desenchufadas” simultáneamente en 40 estaciones y 8 circuitos.
Si ellos pensaban así, entonces quienes estábamos dispuestos a reseñar esta fiesta debíamos también crecer y por ello está crónica es a cuatro manos.
La mecánica pretendía ser sencilla: comenzar en un punto y de allí seguir hasta donde las colas tradicionales de un día sábado permitieran movilizarse dentro de Caracas. Este punto inicial, en mi caso fue El Hatillo, lo que en principio pudiera parecer una tarea fácil, pero como siempre digo… Hay más.
Quien piense que llegar un sábado a la Plaza Bolívar de El Hatillo es una tarea de pocos minutos, es que nunca ha hecho el recorrido desde Altamira. Porque no es que sea una distancia insalvable o muy larga, es que desde que uno comienza a llegar a La Trinidad el panorama se vuelve, sea la hora que sea, de un mar de autos formando colas y tocando las cornetas, no precisamente para hacer música, sino buscando que los otros se muevan más rápido, si acaso eso fuera posible.
Pero aquí estamos para hablar de música, de cosas agradables y aunque con algunos minutos de retraso, cosa normal cuando comienza una actividad, las 4 estaciones del municipio El Hatillo comenzaron a sonar, invitando a quienes pasaban por cada estación a participar en esta experiencia.
Desde solistas, como Pablo Briceño, con su guitarra, pasando por el taller de canto San Nicolás de Mira, el jazz latino de ensamble Curare, o el jazz más clásico de Pepperoni’s Funk Machine todos los intérpretes musicalizaron la primera hora de la Fiesta y lograron que la inicial curiosidad de los transeúntes se transformara en un genuino interés por conocer lo que se hacía en esos toldos verdes mientras los animadores hablaban de la celebración que comenzó en parís en 1982, y que se celebra los 21 de junio en Francia.
Incluso en la Saint Jacques, sí con nombre francés porque todas tenían denominaciones de las estacones del metro de París, quienes asistían al toldo rojo del PSUV se daban su vuelta por su homólogo verde para “vacilarse” la nota de estos jóvenes que le apuestan a la música como elemento integrador de la sociedad, porque recordemos que la música es un idioma universal que todos pueden experimentar y disfrutar.
Una calle con mucha música
Ya cayendo la tarde, casi las 4, y tras una larga cola de regreso de El Hatillo, y un paso rasante por Las Mercedes, concluimos en el municipio Chacao, donde a lo largo de la avenida que sube del centro comercial Sambil hasta llegar al otro extremo, donde está el centro comercial San Ignacio estaban ubicadas 8 estaciones a punto de culminar sus actuaciones.
Un poco más arriba la actividad había finalizado pero en “La Defense”, frente al San Ignacio, los Gipsy Ska estaban haciendo que los jóvenes bailaban al ritmo de los gitanos incluso entonaron el cumpleaños feliz con sus instrumentos, porque la banda estaba de aniversario, y luego vendieron algunos CD de sus temas.
Fueron 5 horas, un gran esfuerzo de los organizadores para que los caqueños tuvieran una tarde musical con grupos que muchas veces no oímos o que sencillamente no conocemos, por lo que se agradece este trabajo, que como siempre sucede tendrá luego su evaluación, como por ejemplo el uso de los altavoces que poco o nada hacen ya que no son suficientemente potentes, o la necesidad de mejorar la capacitación de los animadores, pero eso, como todo en la vida, es tema que puede ser solventado, lo cierto es que los habitantes puedan pasar un momento de calidad en Caracas, un lugar que como dice Gustavo Cerati es una “ciudad de la Furia”, o esa es, en esta oportunidad, nuestra Visión Particular.