Ah¡, che piato saporito. Don Giovanni W.A. Mozart
Siempre he creído que si al contar nuestra propia historia le colocásemos música pondríamos componer una ópera, seríamos los protagonistas, libretistas y directores de la misma, representando minuto a minuto la pasión que llevamos dentro, ofreciendo lo mejor de nosotros en cada acto.
Hace unos días tuve el privilegio de entrevistar a un músico y amigo, que lleva siempre consigo la mejor disposición para narrar con un tono cálido y parsimonioso las notas de su instrumento y lo que lo condujo al maravilloso mundo de la música.
En una locación de ensueño, en lo que yo llamo “un pedacito de cielo”, situado a 1.870 metros de altura, pudimos disfrutar Francisco Lizarazo y mi persona, en San Antonio de Galipán y desde la hermosa terraza del Restaurant “Miradas”, no solo de una espectacular vista al picacho de Galipán y al mar, sino también, de un delicioso desayuno junto al trombonista Kenmanuelk Araujo.
¿De dónde proviene tu curioso nombre?, es poco común
K.A Kenmanuelk proviene del hebreo “Dios con nosotros”, y sale de una creencia que tenían mis padres cuando eran novios.
Has tocado con agrupaciones como Circo Vulcano, Oeste Santo, entre otras. Cuéntame ¿Cómo llegaste a la música?
K.A Mi papá siempre quiso que yo cantara, de hecho en primaria teniendo 8 años, me inscribieron en el coro, y participé en varios concursos de canto, ganando el primer lugar en uno de ellos; recuerdo que el premio era un bolso el cual usé ese mismo año escolar. Luego estando en bachillerato, mi madre me inscribió en teclado, en una escuela de música en El Paraíso, y por rebeldía de la adolescencia no quise seguir asistiendo, cosa que actualmente me arrepiento. Luego quería tocar batería, pero mis padres no tenían los recursos para comprármela, tampoco conocía a ningún baterista con el cual yo pudiera tocar ese instrumento.
Y el Trombón, ¿Cómo llegó a tu vida?
Antes de contestar se toma su tiempo, cómo si pasase una película en su cabeza.
K.A Al comenzar el bachillerato en el colegio San Antonio de Padua, tuve la oportunidad de formar parte de su Banda, tocando el granadero, donde me decían el ritmo y yo le daba; allí conocía a Cristian – no me acuerdo del apellido – que tocaba el saxofón, según él yo tenía “cara de instrumento de viento” y me dijo: “mira chamo, lo que tú tienes que hacer para que este instrumento suene es vibrar los labios nada más” y así hice, soplé y salió el sonido, entonces allí me dieron un bombardino. Pero en aquel momento estaba en los ensayos y lo que me llamaba la atención era la trompeta grandota que se movía con un palo, actualmente sé que se llama trombón y vara, _contaba ya con 15 años de edad_ entonces le pedí al director hasta el cansancio que me diera uno y aunque el que me consiguió no se encontraba en el mejor estado, me quedé con la idea de que ese era el instrumento que me gustaba más que cualquier otro.
Un regalo especial
Al año siguiente en su cumpleaños, el papá le regaló un trombón de estudiante. “Estuve un año sacando canciones de oído- cuenta Kenmanuelk_, paso doble, salsa, me gustaba tocar el instrumento así no sabiendo nada, relativamente podía sacarle sonido. Me iba para las fiestas con mi papá, que aunque es contador de profesión, canta muy bien, al igual que mis tíos, _ríe _ quizás de allí saqué la vena artística. No es novedad la música en mi familia, pero el único que se dedica exclusivamente al arte de la música soy yo”.
Con una sonrisa juguetona comenta:
K.A Con mi papá improvisaba, y más que cualquier otra cosa lo que hacía era desafinar, de eso estoy claro ahorita que llevo 10 años estudiando.
¿Cuánto años se necesita para aprender a tocar el trombón?
K.A La música es infinita, y para uno tener un nivel que tienen los reyes del trombón como Willie Colón o Albóndiga, el creador de Dimensión Latina, hay que tener toda una vida tocando y darse golpes en un recorrido demasiado grande.
¿Cuándo decidiste que te dedicarías a la música en cuerpo y alma?
K.A Como a los 17 años mi tía Rosmery Zamora dice: “el muchacho quiere ponerle a la música, eso es lo que quiere estudiar” y es cuando me inscriben en el núcleo de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Estado Miranda, en Los Teques. Allí –recuerdo_ que mis padres ya tenían 3 años de divorciados cosa que me afectó, sin embargo, comencé a estudiar teoría y solfeo junto al instrumento con el profesor Abraham Saavedra. Al siguiente año me seleccionaron para ingresar a la Orquesta directamente, con la cual estuve 5 años, dando conciertos en las salas de los Altos Mirandinos y algunas veces en Caracas. Luego tuve la suerte de audicionar con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chacao, por lo que me tuve que mudar de nuevo. Por cuestiones personales debí retirarme de allí y trabajar por mi cuenta; en ese momento me decidí “ya que tanto amo la música, la voy hacer mi trabajo”, y así comencé a descubrir el mundo de la música popular, de la calle, tocar salsa, ska, reggae, todos eso géneros que no tienen nada que ver con la música clásica y que son otros estilos, otra manera de tocar, de leer la música y de público distinto, al igual que el ambiente. No es lo mismo tocar en la Sala Simón Bolívar del Centro de Acción Social para la Música que tocar en un centro nocturno como el “Sarao” o “Teatro Bar”.
Si tuvieras que escoger entre un público u otro, ¿cuál escogerías?
K.A Cada público es distinto, no es el músico el que escoge al público, es el público quien escoge al músico. Yo disfruto de ambos públicos y de un tiempo para acá comencé a concientizar que en la música quiero ser versátil, quiero tocar todo tipo de género, porque cada uno tiene una forma de tocar diferente, tú no puedes estar tocando música clásica como tocas merengue, gaitas o música afrovenezolana, todo tiene su patrón y su manera de hacerse.
Hace un rato me hiciste referencia al divorcio de tus padres. ¿Cómo te afectó eso en la música?
K.A Perdí dos años de estudio en la parte académica. Pensé que no tenía el apoyo de mis padres, me hacía falta que estuvieran juntos, pero en el fondo sabía que eso no iba poder ser, porque la vida es así, las relaciones de pareja son difíciles, de tal forma que me aferré tanto a la música que la hice mi trabajo más tarde, tanto así que no me veo haciendo otra cosa.
¿Cómo llegaste a la Orquesta Latino Caribeña Simón Bolívar?
K.A Luego de estar trabajando por mi cuenta con varias agrupaciones me di cuenta que debía estudiar en la universidad, y me inscribí en el propedéutico de la UNEARTE, pero no me puse pilas con la OPSU y no lo aprobé, y me dije: y ¿ahora qué hago? Mi amigo el saxofonista Junior Serrano, me habló de un proyecto nuevo del Sistema de Orquestas que incluía la música popular, que es la agrupación a la cual pertenezco en este momento. Luego asistí a las audiciones del Conservatorio Simón Bolívar y quedé estudiando con los profesores Rubén Sánchez y Eliel Rivero, ambos trombonistas del Sistema.
¿Qué tal la experiencia en el Concierto “Viva la Música” en la Carlota, en el que estuvieron los Maestros Dudamel y Rubén Blades?
K.A La verdad yo no pude estar con Dudamel, sino con la Orquesta Latino Caribeña Simón Bolívar que se presentó antes que él; hicimos el show de la Orquesta con nuestros temas y Rubén Blades cantó solo dos temas con nosotros, pero para mí fue la gloria, la experiencia más increíble que yo viví en el 2012, porque simplemente tocar con un artista internacional de tanto renombre, fue lo máximo. Yo que soy más amante de la salsa que cualquiera y ver esa cantidad de gente como granitos de arena, me temblaban las piernas de los nervios en toda la presentación. Ese concierto era un espectáculo que había que hacerlo con excelencia, para mí eso fue algo apoteósico; llegué a mi casa con una felicidad que todavía la tengo.
Los planes para el 2013 ¿Cuáles son?
K.A Actualmente me encuentro grabando mi primera producción con temas de mi autoría y temas de otros autores con variaciones. Es un disco que dependiendo como me sienta le pongo este u otro instrumento y ya después que tengo el tema buscaré la disponibilidad del tiempo, hablaré con mis amigos músicos para que colaboren y participen en el mismo.
En base a tu experiencia, ¿qué les puedes sugerir a los jóvenes de tu generación que quieran dedicarse a la música en este momento?
K.A Que no desmayen, que el único camino que nosotros los músicos tenemos para triunfar, para poder tener éxito y para alcanzar nuestras metas, es en una sola palabra, que engloba constancia, esfuerzo, dedicación: ESTUDIAR; porque la música es algo increíble, es mágica, algo como el sitio donde estamos en este momento, uno está aquí en esta terraza con este paisaje y se te olvida todo, es como cuando uno está tocando, a mí se me olvida hasta mi propio nombre.
Es totalmente cierto, el lugar es mágico, la entrevista estuvo genial y la atención del restaurant “Miradas” de manos de su Chef Johan José Toro fue estupenda. Y cómo en la ópera don Giovanni: “Después de dar algunos bocados, exclamamos satisfechos: ¡Ah!, qué plato tan sabroso.”
seyhumano.com / Yosmar Herrera
Fotografías cortesía de Francisco Lizarazo