Un Instante con las Letras

 

Los cuentos que componen la recopilación conocida como Las mil y una noches figuran entre las obras de mayor vigor y repercusión de la historia de la narrativa. Entre estos relatos, que la princesa Scheherazada cuenta al rey Schahriar a lo largo de mil y una noches, se incluyen narraciones fundacionales como “Simbad”, “Aladino”, o “Alí Baba y los cuarenta ladrones”. Historias que poseen una misteriosa capacidad para perdurar. Pero si, por un lado, los cuentos de Las mil y una noches son particularmente notables por los familiares y actuales que nos resultan, tal vez su legado más importante resida en el concepto de narración que se desprende de ellos.

 

En las Noches donde se configura una conexión implícita y fecunda entre narración, sexo y muerte, que ha permanecido desde entonces en los orígenes mismos de la ficción en prosa. El rey Schahriar tiene la indecorosa costumbre de desflorar y matar cada noche a una virgen, y el libro comienza cuando Scheherazada se dispone a convertirse en su siguiente víctima. Resuelta a no sufrir semejante destino, Scheherazada concibe la idea de contarle cuentos al rey. Y tal como ha planeado, estos resultan tan irresistibles, tan eróticos, exquisitos y excitantes que, al finalizar la noche, el rey no puede decidirse a matarla.

 

Cada noche termina con un cuento inacabado, y cada noche le concede el rey la gracia de aplazar la ejecución para poder conocer su desenlace. Pero las historias de Scheherazada inventa para continuar viva pertenecen a esa clase de narración que no llega a concluir ni alcanza nunca su clímax. Son, más bien, historias recorridas por una especie de deseos insaciables, y su carácter abierto y inacabado nos mantiene leyendo y jadeando, ansiosos por escuchar más, tal y como escuchaba y jadeaba el rey Schahriar.

 

El erotismo de estos cuentos, su rica y exótica textura, procede de ese deseo perpetuo, de ese inacabable temblor en el vértice mismo del clímax y de la muerte.

 

Datos curiosos

 

  • Las mil y una noches es de autor anónimo. La primera edición data del año 850 cuyo título original en lengua árabe fue Alf leilah wa-leilah. Su fuente es Mil cuentos de Hasar Afsanah.

 

  • La cubierta de la edición de 1908 reflejó, según lo expertos en diseño, la elegancia el exotismo de los cuentos orientales, que tanto atrajo a los occidentales.

 

  • La versión que el Ballet Ruso de la “Scheherazade” de Rimski-Kórsakov, que fue escenificada en París en 1910, el diseño del vestuario quedó en manos de Leon Bakst.

 

seryhumano.com / Peter Boxall*

 

 

*Doctor Peter Boxall, profesor adjunto de Literatura Inglesa en la Universidad de Sussex. Ha publicado una extensa obra sobre narrativa y teatro del siglo XX.