Por Jacinto Sergent
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Las posibilidades son todas aquellas tareas y estados de consciencia que pueden ser emprendidos con buenas perspectivas de alcanzar el éxito. Venezuela siempre ha sido vista con ese objetivo. Mil años atrás llegaron los Caribes, quienes decidieron olvidar sus culturas nómadas para construir asiento sin importarles que los habitantes de origen se vieran desplazados, tierra que quinientos años más tarde llamó Colón “Tierra de Gracia” cuando creyó haber llegado al Paraíso nombrado en el Génesis. En esta ocasión los desplazados y muchos asesinados o doblegados fueron los primeros que tomaron esas tierras a fuerza de lanzas, flechas y curare utilizadas contra pacíficos pobladores que vivían de cultivos, caza y pesca.
Las posibilidades están allí a la disposición, es mucho lo que se puede alcanzar para decir que el desarrollo llenó de bendiciones a la nación venezolana. Que lo digan los visitantes del Viejo Mundo llegados en medio de las Primera y Segunda guerras mundiales. Venezuela “Tierra de Posibilidades”. Españoles, portugueses, italianos, turcos (para referirse a los venidos del Medio Oriente) llegaron cargados de baúles y recuerdos. Un ejemplo de posibilidades fueron las pequeñas ramas de vid que prosperaron al punto de obtener dos cosechas anuales de uvas, mientras en Europa la mayoría aportaba una cosecha. Si la memoria no falla, estos inmigrantes llegaron a Venezuela con tierras adjudicadas y un billete de Bs. 100, equivalente a $ 340, que era el aproximado al salario mínimo de aquel presente. Eso se llama Oportunidad.
Herreros, carpinteros, albañiles, campesinos fueron los oficios ofrecidos como aporte para acelerar el crecimiento nacional por los inmigrantes. Otros trajeron experiencias contables, médicas, científicas, sociológicas, entre muchas otras necesarias para la sociedad pujante que iba dejando los campos para acomodarse a tareas entre maquinas modernas y oficinas de las principales ciudades. El venezolano migró del campo a la ciudad, las posibilidades siempre presentes fueron acompañadas de las oportunidades de gobiernos desarrollistas (ahora pueden ser vistos de esta manera) que llevaron a las manos de todos los venidos beneficios no tan paternalistas, pero que cada quien con su propio peculio no requería del Estado para reclamar sus necesidades. Macuro “el Paraíso” de Colón; “Caracas, la sucursal del Cielo”.
Pero fue tal la proliferación de empresas y emprendimientos, posibilidades y oportunidades que muchos se juntaron para asirse del poder que controla empresas y oportunidades. “A mí que me pongan donde haiga”, “Cuanto hay pá’eso” y Pandemónium colmó las calles caraqueñas que se vieron llenas de perros y niños de la calle, indigentes que no supieron aprovechar las oportunidades recibidas y agotaron sus posibilidades esperando recibir porque era más fácil que producir. De allí surgió la idea endemoniada acción de acabar con el Paraíso recibido directamente del Creador. Ahora, en medio de equipos modernos, sin haber transitado la modernidad, es extendida la esclavitud en aquellos que no pueden abordar los navíos en que llegaron sus ancestros. Sistema Mundo, no a la Globalización.
Madres, hijos, hermanos, primos, sobrinos, tíos, novios, parejas, matrimonios, mascotas, todos separados y con sueños de volver a Macuro. Destinos sin baúles, sin billetes de Bs. 100 porque no valen nada, entregando los pocos dólares en las puertas de salida, los bienes construidos durante toda una vida endosada al peor postor, sin experiencia laboral que valga, destino al analfabetismo, al rechazo, a constituirse en una nueva forma de damnación que recuerda la existencia de Diógenes Laercio (El Perro), mirar temblorosos las comparsas de propios en sus tierras extrañas medrosos tal cual tribu de caníbales contra el intelectual forastero invasor del territorio cognitivo… les duele a quienes emigraron buscando el futuro perdido, les duele a quienes se quedaron viéndolos partir, algunos a tierra segura y otros a tierra salvaje.
Los pensamientos emigran sin barreras, sin tiempo, sin fronteras. Los sueños son realidades mientras duermes, los deseos son eterios que los egrégores construyen en esta realidad consciente. Cuando se ama en la distancia separada por Montescos y Capuletos nunca muere el amor. Los hijos seguirán siendo hijos. La pareja seguirá siendo pareja, aunque de pendejos se diga es. También se emigra de pensamientos y aunque no se esté dormido también es realidad. Hay tablas, nadie ha ganado aún. Penélope, con su bolso de piel marrón, no esperará en “Thanos”
La venezolanidad no se perderá, ahora es un aporte a la humanidad gracias al Neocolonialismo y a la Globalización que lo divulga; esto me recuerda al Lídice de Hitler. La Nación venezolana fue invadida en su identidad, hoy, un reconocido grupo de pobladores, no tienen la certeza de su origen ¿Será, Cuba, China, Rusia, la Colombia guerrillera, ETA, ERI, ISIS? ¿Qué nos queda?, el último que emigre cierre la puerta para que entren los invasores; luchen a ver quién es la cabeza y quién es el esfínter final.
seryhumano.com / Jacinto Sergent*
* Articulista, ensayista, investigador, ciencista social