Por: Mercedes Caro Nodarse
Para Mahatma Ghandi, “la dignidad de la naturaleza humana requiere que enfrentemos las tormentas de la vida”, en franca alusión a que se deben abordar los problemas con entereza.
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Mientras un grande de las letras, el portugués José Saramago, nos hacía ver que esta no era negociable, pues “la dignidad no tiene precio. Cuando alguien comienza a dar pequeñas concesiones, al final, la vida pierde su sentido”.
Porque tener dignidad significa que usted tiene vergüenza; es justo, honesto, responsable y que se respeta a sí mismo, a los demás y no permite que otras personas lo degraden, esas que albergan tantas miserias humanas.
Y aquí traigo a colación al autor de El Principito, Antoine de Saint-Exupéry: “No tengo derecho a decir o hacer nada que disminuya a un hombre ante sí mismo. Lo que importa no es lo que yo pienso de él, sino lo que él piensa de sí mismo. Herir a un hombre en su dignidad es un crimen”.
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La dignidad es un concepto complejo
La dignidad es un concepto complejo. Por un lado, entendemos por ella a un valor intrínseco del ser humano, que no le otorga nadie, sino que posee por el mero hecho de serlo, por nacer, por estar provisto de racionalidad y libertad, sin distingo de sexo, raza, religión, orientación sexual ni otras condicionantes. Va de la mano con los derechos humanos universales, es decir, con aquellas condiciones mínimas de existencia que se merecen todas las personas de manera automática y que no están sometidos a debate o discusión por ningún juzgado.
Sin embargo, existe otra acepción de dignidad que está emparentada con el honor, la honra, el orgullo, o sea, con la pertenencia (real, simbólica o imaginaria) a un grupo humano que merece y exige el respeto de los demás. Esta noción proviene de las épocas antiguas y se vinculaba con las decisiones tomadas, con la fidelidad a los ideales, por los cuales era decente morir antes que retractarse o traicionarlos.
Por lo tanto, son dignos quienes honran los compromisos adquiridos, y no se refugian en la mentira o la evasión para no enfrentar sus responsabilidades; los que no se someten a designios ajenos ni realizan actos contrarios a la moral.
seryhumano.com / Mercedes Caro Nodarse*
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*Directora del periódico 5 de Septiembre
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