Oración

Lectura del santo evangelio según san Mateo

Mateo 9, 9-13
evangelio

Lectura de la profecía de Amós

Amós 8, 4-6. 9-12

Escuchen esto, los que buscan al pobre

solo para arruinarlo

y andan diciendo:

«¿Cuándo pasará el descanso del primer día del mes

para vender nuestro trigo,

y el descanso del sábado

para reabrir nuestros graneros?»

Disminuyen las medidas,

aumentan los precios,

alteran las balanzas,

obligan a los pobres a venderse;

por un par de sandalias los compran

y hasta venden el salvado como trigo.

«Pues bien, en aquel día, dice el Señor,

yo haré que se oscurezca el sol en pleno día

y, a plena luz, cubriré la tierra de tinieblas.

Convertiré en duelo las fiestas de ustedes

y en gemidos, sus canciones.

Haré que todos se vistan de sayal

y se rapen por completo la cabeza.

Ese día será como de luto por el hijo único

y su final será de llanto y amargura.

Días vendrán, dice el Señor,

en que les haré sentir hambre,

pero no hambre de pan ni sed de agua,

sino de oír la palabra del Señor.

Entonces andarán errantes

de norte a sur y de oriente a poniente

buscando la palabra del Señor,

pero no la encontrarán».

EVANGELIO DEL DÍA

Lectura del santo evangelio según san Mateo

Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: «Sígueme«. Él se levantó y lo siguió.

Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: «¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?» Jesús los oyó y les dijo: «No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

Llama a Mateo: Comparte la mesa con pecadores

Mateo, a quien el evangelio de Marcos llama Leví (2, 13-16), se identifica como el pecador llamado por Jesús. La vocación de Mateo es muy significativa: Jesús elije a un recaudador de impuestos, a un publicano al servicio de Roma, potencia ocupante.

Y como todos los recaudadores de impuestos, con muy mala fama ante el pueblo. Jesús le da un voto de confianza, sin pedirle confesiones públicas de conversión. Mateo (“don de Dios” en hebreo) le sigue inmediatamente, dejándolo todo.

La vocación es una forma de sanación; el que es llamado es perdonado. La llamada soberana de Jesús le hace pasar de la esclavitud del dinero a la libertad del seguimiento.

Jesús, asiduo comensal en la mesa del pobre y del pecador, hizo de la comida compartidas con todos, sin discriminación, uno de los símbolos más expresivos de la novedad del reinado de Dios que proclamaba. De ahí el escándalo generado por su práctica de convidar o dejarse invitar por recaudadores de impuestos y pecadores, personajes mal vistos por las élites socioreligiosas.

El gesto mismo es ya un desafío a las barreras y a sus valoraciones humanas. Ante Dios todos somos iguales; pecadores necesitados de su misericordia y de su pan de vida. Como era de esperar, su reputación entre la clase social y religiosamente correcta de su tiempo cayó por los suelos.

Jesús tiene el valor de repetirlo y acepta el apelativo de “borracho y comilón”, “amigo de recaudadores de impuestos y pecadores”. Asimismo, utiliza las comidas como ocasión para invertir, las relaciones piramidales de la sociedad, tanto por los invitados que se eligen (pobres y marginados), como por la valoración de los servidores.

Y también utiliza la comida en común para cambiar los modos de cambiar los modos de juzgar y de actuar que marginaban a los pobres de la mesa de Dios y de los hombres.

Atendiendo a la acogida que Jesús hace de los pobres, marginados y enfermos se ha llegado a decir que a Jesús lo mataron por el modo en que comía. También se ha afirmado que la esencia del cristianismo es comer juntos.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Es la primera condición para ser salvado: sentirse en peligro; la primera condición para ser curado: sentirse enfermo, Y sentirse pecador, es la primera condición para recibir esta mirada de misericordia.

Pero pensemos a la mirada de Jesús, tan bella, tan buena, tan misericordiosa.

Y también nosotros cuando pedimos sentimos esta mirada sobre nosotros; es la mirada del amor, la mirada de la misericordia, la mirada que nos salva.

No tengan miedo. (Homilía Salta Marta, 21 septiembre 2017)

seryhumano.com

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