“Después de todo, mañana será otro día”
La ambientación idealizada de Lo que el viento se llevó en la guerra civil y la Georgia de la época de la Reconstrucción, así como sus personajes principales, la ardiente belleza de Escarlata O’Hara y su apuesto marido, Rhett Butler, se han convertido en parte de la mitología norteamericana. Aunque la película rodada por David O’Selznick en 1939 ayudó a inmortalizar la novela de Mitchell, el libro ya había disfrutado de unas ventas fenomenales en su primera edición y ganó el Premio Pullitzer un año después, en 1937.
Arrolladora saga histórica, sigue a Escarlata, sus amigos y familiares a través de un período de gran agitación en la historia social y económica de Estados Unidos. La novela detalla la transición de una sociedad agrícola, a principios de 1860, representada por Tara, la plantación de la familia, en los albores de la industrialización sureña de 1880.
Aunque es el relato de Escarlata, Rhett y el triángulo amoroso de Ashley, Lo que el viento se llevó es también la carta de amor a un lugar, la ciudad de Atlanta, Georgia. Mitchell nació en Atlanta y creció oyendo historias de la ciudad anterior a la guerra y de las batallas libradas por el ejército confederado.
Amorosamente detalla la sociedad cambiante y expansiva de Atlanta en pasajes que revelan el alcance de sus investigaciones históricas. No obstante, Lo que el viento se llevó no deja de ser una novela polémica y las simpatías de la propia Margaret Mitchell hacia los propietarios de esclavos y su idílico retrato de la sociedad de las plantaciones, anterior a la guerra, que han expuesto el libro a un amplio debate cultural, han generado análisis críticos, protestas e incluso parodias que continúan hoy. Sin embargo, sigue siendo una novela apasionante y ambiciosa y, algo mucho más importante, un fenómeno cultural indiscutible que no solo ha ayudado a determinar la dirección que seguiría la novela estadounidense, sino que, además, ha tenido un efecto significativo en la idea popular que Estados Unidos tiene de su propia historia.
seryhumano.com / Anna Bogen