“El cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será. Nuestras más ligeras contemplaciones del cosmos nos hacen estremecer: Sentimos como un cosquilleo nos llena los nervios, una voz muda, una ligera sensación como de un recuerdo lejano o como si cayéramos desde gran altura. Sabemos que nos aproximamos al más grande de los misterios” Carl Sagan
La nave espacial Juno de la NASA se encuentra en estos momentos camino a Júpiter con la finalidad de recabar datos que nos lleven a comprender el origen y la evolución del planeta más grande del Sistema Solar.
Se espera que la sonda alcance la atmósfera del gigante gaseoso a mediados de 2016, y permanecerá en observación permanente durante un año terrestre.
Existen sin embargo un par de obstáculos que impondrá la naturaleza del planeta joviano: uno de ellos es su campo gravitacional, el más poderoso de nuestro sistema planetario – tanto así que incluso llega a extenderse hasta los límites del vecino planeta Saturno -.
Para evitar cualquier daño que esto pudiera provocar a los instrumentos del aparato, el centro de mando en el Jet Propulsion Laboratory lo mantendrá en una órbita lo más elíptica posible, con un acercamiento mínimo al extremo norte del planeta, a una altitud por debajo de sus cinturones de radiación, que de acuerdo con los datos de la NASA se comportan como el Cinturón de Van Allen en la Tierra, estrechándose en sus polos.
Pero además, debido a la lejanía del Sol, la empresa aeronáutica Lockheed Martin diseñó los generadores solares de la nave para operar de manera óptima con niveles de luz hasta 25 veces por debajo de la intensidad recibida en la Tierra. Para ello los páneles, distribuidos en tres aspas que permanecerán extentidas durante toda la misión, además de cubrir un diámetro efectivo de 20 metros son, de acuerdo con la NASA, los más efectivos de los últimos 20 años hasta en 50%, y más resistentes a la radiación.
Con la información obtenida por Juno se trazará un mapa del campo magnético de Júpiter, así como el efecto del mismo en su atmósfera, y la formación de auroras, las más brillantes conocidas; calculará cuánta agua existe en el planeta y obtendrá datos más precisos acerca de su composición química.
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Fuente: muy Interesante