Amor y Resiliencia

Unos sonidos muy extraños comenzaron a oírse desde el porche delantero de la casa; era un grito animal, pero casi de otro mundo. Los niños corrieron a la cocina, asustados y gritando. Yo también quería hacerlo. Sin embargo, debía lidiar con lo que sea que fuera.  Me asomé y vi a nuestra gata, Echo, en…