Cómo Galileo inventó las ‘tablets’
Las mejores ideas no llegan con un sonoro “¡eureka!” pronunciado por un genio aislado, ni con una bombilla providencial que se posa encima de la coronilla de un sabio solitario, ni con una manzana que cae en la cabeza de aquel científico iluminado (aunque muchos defiendan esta última escena). No tienen que ver con un…