Hace algún tiempo decidí apartar de mi teclado esos temas partidistas que han mantenido al pueblo venezolano en marcada dicotomía enfrentada. Primero, porque siempre he considerado que la Nación es una al igual que el país. Segundo, por el transcurrir de vivencias de penurias es la “tercera forma de aprendizaje” y muchos ya abrirán los ojos en su momento. Y Tercero, porque las lecciones de Socialismo, Democracia, Soberanía, Amor al Pueblo, y Gerencia Pública (entre otros) debían ser aprendida más allá del pensamiento utópico o de los puros sueños.
La intención de estas líneas es dirigir nuestra atención ciudadana a la salud mental de los reprimidos y la de sus familiares. Para todas las personas, la salud mental y física y el bienestar social son componentes vitales inextricablemente ligados.
Con el desarrollo del conocimiento acerca de esta interrelación, surge más claramente que la salud mental es crucial para asegurar el bienestar general de los individuos, sociedades y países. En efecto, la salud mental puede ser definida como el estado de bienestar que permite a los individuos realizar sus habilidades, afrontar el estrés normal de la vida, trabajar de manera productiva y fructífera, y hacer una contribución significativa a sus comunidades. No obstante, en nuestro país, ni remotamente se le atribuye a la salud mental la misma importancia que a la salud física. Por el contrario, la salud mental ha sido objeto de abandono e indiferencia y, hoy vivimos sus consecuencias en las calles.
La salud mental “es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Los conceptos de salud mental incluyen bienestar subjetivo, autonomía, competencia, dependencia intergeneracional y reconocimiento de la habilidad de realizarse intelectual y emocionalmente. Salud mental se refiere a la posibilidad de acrecentar la competencia de los individuos y comunidades y permitirles alcanzar sus propios objetivos. Salud mental es materia de interés para todos, y no sólo para aquellos afectados por un trastorno mental.
Los grupos opuestos de venezolanos han sido llevados a la dependencia del Estado y el interés de éste, según parece, no es otro que dejarlos sucumbir en la enfermedad mental producto de situaciones de estrés crónico, ansiedad, agotamiento mental y abandono de luchas o sumisión ante una fuerza superior que crea estados de impotencia. Pero ese mismo estrés, en su quinto estado, no sólo deviene en sumisión porque existen dos respuestas pro supervivencia: uno es la sumisión y el otro es el ataque o la defensa. Cabe preguntarse en este punto ¿Quién es el verdadero responsable de estas respuestas sociales que se viven en las calles venezolanas?
Este problema no afecta a un solo segmento de la sociedad, limitado o aislado. Ya no se trata de los ataques a diario de la delincuencia en las barriadas humildes, ahora no hay grupos inmunes además de los sin techo, gentes sin estudios, refugiado, etc., ahora se vive generalizado por ser estudiante, joven, anciano, inmigrante, vivir en una urbanización, ser mujer o por pensar. Todos, oficialistas y opositores estamos siendo maltratados física, social, cultural y mentalmente.
Desarrollar una Relación de Ayuda en Situaciones de Desastres
El impacto de los desastres y conmoción social causa perturbación no sólo en las personas que lo viven directamente, también afecta a los habitantes en general sin importar la distancia a la que se encuentren de la zona en riesgo. Además, los desastres naturales o sociales, provocan reacciones psicológicas, sociales y de estabilidad familiar críticas. Los trastornos en la percepción, en las emociones y en el pensamiento no pueden ser evaluados ni contabilizados en cifras, por lo tanto, se requiere del apoyo inmediato para la niñez, los grupos familiares y cada una de las personas que ha sufrido traumas y efectos postraumáticos.
Primero hagámonos de un manual de referencia para todos aquellos que van a ser voluntarios en asuntos de intervención primaria, entre ellos: trabajadores de la salud, docentes, agentes policiales, militares retirados, socorristas, jóvenes voluntarios y hasta líderes comunitarios. Otro aspecto se debe enfocar hacia la recuperación de la estabilidad individual, familiar y del entorno comunitario, se orienta hacia la remoción de traumas y efectos postraumáticos en niñas, niños, personas jóvenes o adultas; que contribuya a la recuperación material y humana de la población víctima de las acciones de los atacantes.
Los desastres y conmoción social afectan a la sociedad tanto a nivel individual como colectivo. Sin duda, estas situaciones dejan secuelas que duran mucho tiempo, en el plano económico se alteran los procesos de producción y la vida social de las comunidades debido a la destrucción de infraestructura. Sin embargo, existe un aspecto que casi nunca se toma en cuenta por no ser tangible y es la recuperación de la estabilidad social, la salud física y psicológica, de las personas que han sufrido mayor el impacto por tales acciones.
La Intervención en Crisis
Es una forma de atención psicológica a las personas que se han visto ante situaciones extraordinarias, de riesgo y peligro de la vida, en la que se presenta una desestabilización psicológica, emocional y de toda la estructura de la personalidad individual, familiar y de grupos humanos amplios. La intervención se realiza inmediatamente después de que ocurren los eventos amenazantes y destructivos.
El tratamiento consiste en acciones breves que buscan la recuperación de la estabilidad social e individual de las personas. Las acciones deben provocar desahogo, orientación y terapias breves para lograr alivio y estabilidad emocional, reintegrar a las personas a la vida social, laboral, escolar, familiar y afectivo-emocional. La labor psicológica para aliviar la crisis debe estar orientada a diversas facetas de la estructura de la personalidad y de la vida de las personas: a nivel psicomotriz, psicofisiológico, cognitivo, afectivo-emocional, de voluntad, entre otras.
La idea es que las personas articulen procesos aproximativos de adaptación activa a la realidad y de auto-control frente a las situaciones desequilibrantes además, de apoyo preventivo a nuevas situaciones críticas.
El contenido de una intervención en crisis deberá estar orientado a que las personas “saquen” o liberen las respuestas que no fueron exteriorizadas o que no fueron las adecuadas ante las situaciones críticas vividas. El objetivo es que el encuentro genere compañía, identificación y apoyo entre las personas afectadas por la tragedia. Con ello se pretende crear un espacio o dejar el paso libre a nuevas situaciones refrescantes, relajantes y de asimilación de las vivencias de tal manera que a mediano plazo se puedan adoptar nuevas actitudes, valores, estados emocionales y explicaciones, ante nuevas situaciones de peligro o de desastre humano.
La metodología de la intervención en crisis debe garantizar que sea un proceso breve, pues el propósito es buscar un nuevo equilibrio relativo ante la realidad y una autoevaluación de la fortaleza propia que lo asegure. La intervención dejará de ser breve cuando las personas han dimensionado subjetivamente la dificultad e impotencia de controlar la situación o que efectivamente se constituya en una situación traumática con huella emocional profunda que impida una reintegración automática.
Recomendaciones a las Comunidades
1- Formar grupos de atención (por sector geográfico, micro áreas, edificios, calle, etc.), integrados por profesionales de la salud, educadores, rescatistas, movimientos orientalistas, otros (Neurólogos, Psiquiatras, Psicólogos, Sociólogos, Orientadores, docentes, enfermeras, expertos en yoga y/o Tai Chi, jóvenes animadores, rescatistas, etc.).
2- Organizar espacio seguro, protegerlo. Identificarlo en su exterior como centro de recuperación de la salud mental, acondicionarlo como centro de relajación (colchonetas, alfombras, mesas, sillas, equipo de sonido, música de relajación).
3- Organizar charlas de autoestima (autoconocimiento, autovaloración, etc., terapias de relajación, yoga, tai chi, terapia ocupacional, etc.).
4- Identificar a las personas afectadas física y psicológicamente, sus familiares, cuantificar e invitar a las actividades.
5- Ayudar a volver a la calma sus pensamientos.
El estrés producto de crisis sin salidas ni soluciones es perjudicial para la salud, sin embargo el estrés producto de situaciones que tienen impacto positivo a futuro es beneficioso
Música de MEDITACIÓN de 1 minuto
http://www.solounminuto.org.ar/index.html
Manual de Ayuda Chileno posterior al terremoto y tsunami
Rodríguez, J. (s. f.) “Atención y recuperación psicosocial en situaciones de desastres.”Organización Panamericana de la Salud – Representación Venezuela. Oficina de Investigación y Educación. Programa de Salud Mental del Ministerio de la Salud y Desarrollo Social. http://www.who.int/mental_health/paho_guia_practicade_salud_mental.pdf
seryhumano.com / Jacinto Sergent