Desde sus inicios, la sociedad ha establecido sanciones, como una manera de responder a las faltas que cometen sus miembros, enseñándoles a asumir las consecuencias de sus actos y aleccionando de paso a los demás para que no imiten sus ejemplos. Mayor importancia aun, le ha concedido al señalamiento de las faltas el judeo cristianismo, estableciendo con sumo cuidado un conjunto de normas, de las cuales el Decálogo o los 10 mandamientos de la Ley de Dios son fundamentales. Eliminar la PENA o SANCIÓN sería actuar en contravía de la JUSTICIA.
Algunas personas han planteando que si los jóvenes están bien formados no optarán por el vicio, pero que si lo hacen esa será una decisión producto de su libertad.
Pero tales apreciaciones no tienen en cuenta que las adicciones son propias de aquellos sujetos que no han logrado la maduración suficiente como para medir las consecuencias de sus actos, y esto es aplicable para todos los adolescentes. En el caso de las drogas, es indispensable tener en cuenta el conjunto de factores que influyen para que una persona tome el camino de las adicciones con todas sus consecuencias. Así se consideran los FACTORES DE RIESGO, LOS SIGNOS DE ALARMA y LOS FACTORES DE PROTECCIÓN como una manera específica de abordar la Prevención y la Postvención.
Dentro de los FACTORES DE RIESGO están los modelos de identidad que las personas encuentran, señalando entre éstos los relativos a las instituciones sociales como la Iglesia, la Familia y los ámbitos culturales. Así cualquier posición ambigua incrementará las posibilidades de consumo.
De otra parte, la aceptación generalizada del vicio está vinculada a los SIGNOS DE ALARMA.
No hay PREVENCIÓN sin establecimiento de normas y penas:
Las actuaciones humanas están reguladas por diferentes factores, siendo el conjunto de preceptos morales que toman fuerza hasta hacerse aceptados, lo que entra a conformar la Ética. Cuando se rompen las normas, se desestabiliza la ética y la moral toma nuevas formas que pueden llevar a costumbre contrarias a la dignidad humana.
Uno de los más graves problemas de la cultura de muerte están en la RELATIVIZACIÓN que lleva a las personas a creer que cada uno puede hacer lo que quiera, sin que se produzca sanción alguna, pues se admite cualquier cosa como válida siempre y cuando alguien la quiera. Así se subestima la moral, dejándola como propia de los «atrasados», mientras toma fuerza el DEJAR HACER, DEJAR PASAR
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Fuente: Catholic.net, Humanet