Parece que es llevar al límite la definición de la palabra “novela” para escribir La caída de la casa Usher como tal. No obstante, pese a la característica brevedad de la narración, la obra merece ser incluida en el repertorio de los libros que hay que leer, sencillamente porque es imposible imaginar la novelística moderna sin tener en cuenta la magistral escritura de Poe y este cuento seminal en particular.
Edgar Allan Poe nacido en Baltimore, Estados Unidos en 1849, fue poeta, escritor y periodista. Fue reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror y considerado el inventor del relato detectivesco.
El relato La caída de la casa Usher está impregnado de un ambiente de premonición y terror, sustentado por una exploración igualmente intensa de la psique humana.
Roderick y Madeline Usher son los últimos de su distinguido linaje. Por lo tanto, son la “casa Usher”, igual que lo es la extraña y sombría mansión en la que viven. El narrador del cuento de Poe es un amigo de la infancia de Roderick, convocado a la vieja y decrépita casa en el campo por una carta suplicando su ayuda. Al llegar se encuentra a su amigo gravemente alterado y, a través de sus ojos, vemos como se desarrollan sucesos extraños y horribles.
El lector ocupa la posición de narrador y, como tal, se identifica profundamente con el “loco”, observando incrédulo cómo la realidad y la fantasía se funden a su alrededor hasta ser imposible distinguir la una de la otra.
La unidad del tono y una prosa que nos seduce sin esfuerzo son fascinantes, envolviendo el tema y al lector.
Para alguien que murió tan joven Poe dejó un legado increíble y el hecho de que su propia casa se desmoronara tan pronto añade resonancia a este relato.
seryhumano.com / David Rush