Una verdadera obra de arte es la película titulada El Artista y la Modelo del cineasta español Fernando Trueba; una historia original que trata sobre un escultor francés de ochenta años, cuyas ideas se han visto afectadas por haber vivido el infortunio de dos guerras mundiales. Sin embargo, su esposa le encuentra una joven campesina española, que huye del ejército franquista, para que pueda inspirarse a realizar su última obra.
Fernando Trueba manifestó en una entrevista el 15 de junio de 2012, que “el tema de El Artista y la Modelo es un tema frecuente del arte moderno. Picasso y Matisse han sido algunos de sus más asiduos frecuentadores. No se trataba de un ejercicio narcisista, pues es un tema que va más allá del simple autorretrato, y que intenta plasmar, observar el propio acto de la creación, en el interior de la obra, retratar al artista en el momento mismo de la creación. El artista y la realidad, el artista y el mundo, el interior y el exterior. Mi película pretende ser una variación sobre este tema, una variación cinematográfica”.
El protagonista de la historia, interpretado por Jean Rochefort, quien hace una estupenda actuación construyendo un personaje apoderado de la tristeza, la decepción y la frustración, ha estudiado a lo largo de sus años como artista la belleza del cuerpo femenino, pero la experiencia de vivir rodeado de las brutalidades que han dejado las dos guerras hacen que pierda la esperanza en que la raza humana pueda cambiar su violenta naturaleza.
La aparición de su nuevo objeto de inspiración, su nueva joven modelo, una prófuga de los campos de refugiados en la localidad de Argèles (Francia), se encargará de devolverle la paz a su vida, aunque también le causará algunos problemas, no sin antes redescubrir la belleza que reposa sobre el cuerpo humano y ayudarle en lo que será su última obra de arte antes de partir de este mundo.
Existen algunas escenas claves que son de gran calidad artística y transmiten un profundo lenguaje visual, entre ellas las siguientes: Mercè, la modelo, interpretada por la bellísima Aida Folch, se quita la ropa con timidez ante Marc Cros, el artista, en su primer día de trabajo con él. La cámara realiza un movimiento de arriba abajo siguiendo el acto de desvestirse que realiza Mercè sin mostrar en ningún momento la desnudez de ella, como si estuviera compartiendo la vergüenza de la modelo y estuviera protegiendo la desnudez de su cuerpo ante los ojos de un extraño. Pero esto cambia a medida que la relación entre artista y modelo se fortalece, pues ella ya no tiene miedo de mostrarse ante él y la cámara, por ende, deja de tapar su desnudez, sino, al contrario, la muestra sin ningún tipo de reserva.
Otra secuencia clave es aquella en la que Cros le explica a Mercè el significado de un cuadro del pintor Rembrandt, en la que aparece una familia ayudando a un niño pequeño a dar sus primeros pasos, esta obra podría aplicarse al actual trabajo de Mercè, quien está dando sus primeros pasos como modelo.
En ocasiones, algunas imágenes de la película nos muestran un plano general donde se observa el estudio de Cros, mientras él esculpe el cuerpo de Mercè sobre una pila de cemento, y una columna divide la pantalla separando al artista de la modelo. En dichas imágenes se puede apreciar la brillante actuación de Jean Rochefort, interpretando a un Cros frustrado por no encontrar la pose perfecta en la modelo, y la mencionada columna surge como representación de ese obstáculo que obstruye la imaginación del artista.
En otra escena, se ofrece un discurso filosófico, muy particular del director, sobre la manera de comprobar la existencia de Dios. Según el análisis que hace Cros mientras desayuna con Mercè, haciendo gala de una retórica poética llena de un romanticismo intenso hacia la figura de la mujer, Dios creó a Eva primero para compartir su creación con ella; y de su relación con Eva, nace Adán. Y sólo una cosa les prohibió a ellos hacer en el Jardín del Edén: no intimar la madre con el hijo. Pero la desobediencia de Adán y Eva dieron como resultado que Dios los expulsara de su Jardín y perdiera la confianza en el ser humano; así como Cros ha perdido la confianza en el hombre, luego de haber visto tanta atrocidad producto de las guerras. Un guiño muy feminista que Trueba quiere hacerle llegar a la mujer, pero que desatará numerosas críticas y debates por tergiversar la verdadera historia del Génesis en el Libro Sagrado.
Hay otro aspecto que vale la pena destacar: la música. Siendo Fernando Trueba un amante de la música, especialmente del jazz latino, incluso llegó a conducir un programa radial llamado Manteca, dedicado específicamente a este género musical, es verdaderamente sorprendente que los silencios sean los que abunden en El Artista y la Modelo. Trueba se refiere a esta ausencia de banda sonora, alegando que no se imaginó la película con música. “Soy un hombre que le gusta muchísimo la música, tanto como el silencio; al igual que soy un hombre muy charlatán, y al mismo tiempo solitario y callado”, manifestó en rueda de prensa en la ciudad de Caracas, el pasado martes 30 de octubre.
La película está hecha en blanco y negro porque, según el director, el decorado principal es el estudio del artista, y dicho estudio está, a su vez, adornado con retratos de fotógrafos y artistas de antaño, los cuales están plasmados en blanco y negro; y al ser el estudio de Cros el lugar principal donde se desarrolla el argumento de la historia, se decidió a elaborar su discurso en blanco y negro.
Trueba prefirió que la ficción se desarrollara en Francia, puesto que él mismo se considera “afrancesado”, y aunque no le gustan todos los directores franceses, como Jacques Rivette, sí le gustan las de Jean Renoir y François Truffaut, y al decir esto, añade: “Como Rivette era amigo de Truffaut, aunque no me gusten ninguna de sus películas, de todas formas las he visto”.
Para el cineasta español es muy importante la relación entre las escenas rodadas en interiores y las filmadas en exteriores. Por eso, se puede apreciar cómo la naturaleza accede al estudio del artista y se hospeda allí como si fuera parte del decorado hecho por el escultor.
Trueba explicó que el desenlace del film debía mostrar que el artista Marc Cros había cumplido con su misión en la tierra, y ya era hora de partir en paz. Por eso, Cros decide acabar con su vida, luego de que Mercè se marcha. Ya ella le había enseñado a vivir, y hasta a redescubrir el placer sexual, que creía que ya estaba acabado para él por su avanzada edad, incluso en una escena esto se comprueba, cuando la esposa de Marc, interpretada por la legendaria Claudia Cardinale, entre picarona y sensual, comienza a tocar su miembro viril, en la intimidad de su habitación, pero Marc, disgustado, retira la mano de ella. La película cierra con un plano de Mercè, alejándose en la bicicleta de Marc, mientras caen lágrimas de su rostro, luego de oír el disparo de la muerte.
Galardonada con la Concha de Plata al Mejor Director en el 60º Festival de San Sebastián, El Artista y la Modelo es una obra de arte que puede resultar, para algunos, muy feminista, o discurrir en temas filosóficos que no todos deban compartir, sin embargo es una joya visual indiscutible, con una fotografía de una profunda simpleza, una dirección de arte de una belleza impecable y unas actuaciones maravillosas.
Y como ha declarado el director: “Se trata de una película que habla de grandes temas, pero no queremos que diserte sobre ellos, sino más bien ofrecer una mirada, que huya de trascendencia y ampulosidad, pero mirando frente a frente cosas como el acto de crear, en su sentido más artesanal, pero también más sencillo y profundo: la vida y la muerte, la juventud y la vejez, la belleza en tiempos de horror (…) Una película sobre el sentido y la necesidad del arte, sobre la búsqueda de la belleza”.
Seryhumano / Erich Stern
Fotos de RP: Erich Stern