El arte urbano es una expresión diversa y en constante evolución. Mediante variadas técnicas se crea arte visual en lugares públicos, fuera del contexto de los espacios de arte tradicionales. Busca sorprender al espectador a través de mensajes que invitan a la reflexión, ya sea mediante el carácter lúdico y la ironía, una crítica política o social o una invitación subversiva.
Resulta difícil determinar cuándo y dónde nació el arte urbano, pues algunos argumentan que es tan viejo como la humanidad misma. Las imágenes que en la prehistoria se tallaban en las cavernas hoy día adornan las paredes de las metrópolis. Algunos de los ejemplos más antiguos de graffiti datan del año 79 a.C, en la ciudad de Pompeya. Frases políticas han sido descubiertas en los edificios de la ciudad histórica, así como ilustraciones fálicas; una práctica común a través del Imperio romano.
La calle como lienzo
El arte callejero ha surgido simultáneamente en diferentes partes del mundo, predatando la globalización propia de los medios masivos. Uno de los primeros individuos documentados en utilizar las ciudades como un lienzo fue el vienés Joseph Kyselak (1799 – 1831). A menudo considerado el abuelo del graffiti moderno, escribió su nombre a lo largo del Imperio Austro-Húngaro a principios del siglo XIX.
Otro posible precedente fueron los símbolos que utilizaban los vagabundos en Inglaterra y Estados Unidos para comunicarse entre sí. Esta cultura visual, conocida como «boxcar», comenzó aproximadamente en 1890 y continúa hasta la actualidad, siendo cada vez más elaborada.
El carácter rebelde del arte urbano ha sido influenciado en parte por las políticas revolucionarias europeas, las cuales a menudo utilizaban el esténcil para comunicar propaganda. El artista francés Blek LeRat, pionero de la técnica, declaró en sus memorias que su trabajo se vio afectado por las plantillas que utilizaba el dictador Benito Mussolini para difundir su ideología fascista en Italia. Irónicamente, el esténcil también sería una gran herramienta para los movimientos antifascistas como el grupo de resistencia Rosa Blanca en Alemania y el movimiento estudiantil Mayo de 1968 en Francia.
Debido a su fácil reproducción, los carteles comenzaron a utilizarse ampliamente durante los años 60. El anonimato que otorgaban, al permitir a su creador elaborarlos en privado y colocarlos rápidamente en espacios públicos, contribuyó a su creciente popularidad.
Arte urbano moderno
El arte urbano moderno se consolidó en la década de 1960. Para aquél entonces, las piezas del rompecabezas estaban casi en su lugar; etiquetas, esténciles, carteles y murales establecían ya el tono de lo que sería una de las revoluciones artísticas más grandes de finales del siglo XX. Durante las dos décadas consecutivas la corriente iría madurando, siguiendo la evolución lógica del arte que juega con la identidad y los espacios públicos hasta acuñarse, a mediados de los años 90, el término street art (arte urbano o arte callejero).
Todavía no es posible definir completamente el arte callejero, ya que su naturaleza dinámica lo vuelve imposible de delimitar. Este arte inspirado en el entorno urbano, con matices anticapitalistas y rebeldes, es una forma democrática del arte público popular que no se limita a la galería ni es fácilmente recolectado o coleccionado. Aun las galerías de arte urbano, que intentan dotarlo de un carácter permanente, no pueden apresar esta efímera y amórfica expresión artística. Actualmente los murales, etiquetas, esténciles y carteles dan paso a nuevas técnicas que ilustran el subconsciente urbano del siglo XXI.
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Fuente: muyinteresante.com