“El Hillard Ensemble lleva en la sangre las Lamentaciones de Tallis…” David Fallows, Gramophone
Las primeras obras maestras de Thomas Tallis (h. 1505-1585), como la antífona y la misa basadas en Salve intemerata virgo, muestran su apogeo a las líneas firmes y suaves de la escuela italiana. Durante el siglo siguiente, la música inglesa conduciría al mundo a perfeccionar formas que ya habían florecido en otros lugares. Solo después de 1945 volvería Inglaterra a contar con compositores de la estatura de Tallis.
Nada en Victoria o Lobo es equiparable a las primeras fases de “In ieiunio et fletu” por su sorpresa armónica o por la expansión clara y sin complejos para elaborar un esquema de motete a gran escala, lleno de efectos antifonales, de llamada y respuesta.
En la cultura posterior a la Reforma, de acusación y de oportunismo, Tallis conservó su devoción al catolicismo romano mientras escribía su música y gozaba del favor de cuatro monarcas consecutivos, que tenían convicciones religiosas muy diferentes. La delicadeza de su equilibrio político se refleja también en su música, desde las progresiones abiertas de “If ye Love me” hasta la complejidad de contrapunto de “Loquebantur variis linguis”.
A pesar de todo, lo más cercano al arte y al corazón de Tallis es la obra en latín, católica, lo cual se evidencia claramente en las Lamentaciones de Jeremías. En un esquema bipartito de amplitud inusual, anticipa las novedades armónicas de “In ieiunio”, reservando su famoso dominio del cromatismo para los largos melismas sobre las letras hebreas que anuncian cada sección.
No hay ningún motivo para que un coro no las cante, pero las Lamentaciones hablan de una época de confesión y devoción de cámara, como las misas de Byrd, y la disposición que hace justicia a sus glorias horizontales y verticales es la de una voz por parte. Los miembros de Hilliard Ensemble plasman la arquitectura de Tallis con una precisión impresionante.
Seryhumano.com / Peter Quantrill
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