Ser Saludable

El cáncer de testículo es un tumor poco frecuente que supone el 1-2% de los totales del adulto, pero de gran importancia pues afecta a varones jóvenes, preferentemente entre los 15 y 35 años.

Aunque las causas que lo originan no están bien definidas, se sabe que la enfermedad afecta con mayor frecuencia a aquellos pacientes cuyos testículos, por una u otra razón, no han descendido bien al escroto desde que eran bebés (esta circunstancia se denomina criptorquidia).

Los tumores de testículo se clasifican atendiendo al tipo de células que los forman

De todos los tumores testiculares el 90-95% son tumores de células germinales, término que engloba tumores como el seminoma (35%), el carcinoma embrionario (20%), el teratoma (5%), el coriocarcinoma (1%) y combinaciones de los citados previamente (40%). El resto se conocen como tumores no germinales (gonadoblastoma, tumor de las células de Leydig y tumor de células de Sertoli).

Estos tumores pueden tratarse y curarse totalmente con cirugía y quimioterapia o radioterapia, que se aplicarán según el tipo de tumor de que se trate y la fase en que se encuentre la enfermedad.

Síntomas del cáncer de testículo

El cáncer testicular se suele detectar por casualidad. La manifestación más frecuente es al aumento de tamaño no doloroso del testículo, que es progresivo y puede asociarse a sensación de pesadez, aunque en ocasiones puede aparecer dolor agudo por hemorragia dentro del tumor. También puede ser detectado de forma casual después de un traumatismo o por la pareja durante las relaciones sexuales.

Si nota cambios en uno o, con menor frecuencia, en ambos testículos, no dude en realizarse un examen médico adecuado.

Diagnóstico

La autoexploración juega un papel fundamental en el diagnóstico precoz ya que el diagnóstico habitualmente se suele demorar entre 3 y 6 meses. La identificación de una masa o aumento del testículo debe ser evaluada mediante ecografía escrotal. Una proporción importante de los tumores testiculares producen unas sustancias conocidas como marcadores tumorales (alfafetoproteína y gonadotropina coriónica humana) cuya importancia radica no sólo en el punto de vista diagnóstico sino que permiten controlar la eficacia del tratamiento y el diagnóstico precoz de las posibles recaídas de la enfermedad tumoral. Estas sustancias son producidas y liberadas a la sangre por las células malignas del tumor.

El estudio de estos tumores se completa con la realización de un escáner (TAC) abdominal para constatar o no la extensión del tumor a los ganglios linfáticos.

El primer paso para tratar este tipo de cáncer consiste en identificar el tumor testicular para seleccionar el tratamiento óptimo. Para ello no hay otro remedio que extirpar el testículo afectado a través de una incisión en la ingle, procedimiento conocido como orquiectomía radical.

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Dependiendo del tipo de tumor y la extensión del tumor, el tratamiento quirúrgico se puede completar con quimioterapia o radioterapia. La eficacia del tratamiento y la vigilancia de las recaídas se realizan gracias a la medición de marcadores y realización de estudios radiológicos.

Pronóstico

El éxito del tratamiento reside en un diagnóstico lo más precoz posible y en la determinación de la extensión del tumor, lo que va a permitir elegir el tratamiento óptimo. El tratamiento es eficaz en la gran mayoría de los casos. De hecho, el porcentaje de supervivencia a los cinco años en la mayoría de las formas de cáncer testicular es superior al 90% si se detecta precozmente.

seryhumano.com / Dr. Ian Banks, médico general

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