El Ser y YO

405912_10201280300753703_1417939187_nUn salón surrealista fue sacudido por quejas. Nada nuevo, así comenzó una reunión de escuela sobre el tema de disciplina y otros temas elementales de la vida. Mientras se escuchaba el discurso del director de la escuela, como si se tratara de un director de orquesta , me percaté que la juventud vive inmersa en » malos hábitos haciéndose costumbres«, pues en cuanto un representante daba su punto de vista sobre los hechos, se oían risas como timbales y acordeones en pleno concierto.

Pensaba hasta en mi época de estudiante, en la cual el talón de Aquiles era tener unos padres preparados y muy elocuentes ante mis obligaciones como estudiante. Entre una de ellas, no asistían a reuniones si los hechos no los había promovido su hija, o si el suceso no afectaba mis calificaciones. Allí me detuve a ver en perspectiva que ese país de las maravilla se esfumo.

Educar a varones en este régimen de surrealismo conductual no es nada fácil. Primero porque nos evaluaban, su corte de cabello, su facebook, su teléfono, o cualquier otro entretenimiento bajo los dedos. El resto de la vida es una suma de bits y megabytes escurriendo en flash de un teclado llamado vida. Ahora si, tenemos un cajón para hacer recuento fiel de lo que escribimos, y eso es un talón de Aquiles para el que no le gusta leer .

Es así la reunión, pausa y movimiento de ecos sobre hábitos, los cuales desdibujan lo qué es educar, criticar. Una suma de elementos frívolos: voz, color y tonalidad entre cada nota musical. Porque creer que corregimos algo con solo tener auditorio, eso jamàs ocurre. Vivimos escuchando crisis. Gracias a eso  escribo.

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Me pregunté ¿hasta cuando aguantamos ?, ¿¡¡cuándo despertaremos de este letargo!!?. Se oyen murmullos en la calle, ya no son accidentes de tránsito es la gente en un salón que debe hacer fila para su formación en el patio del colegio. Que hoy jueves, día de la reunión, es paralelamente la misma formación que nos toca para comprar la cesta básica, y me doy cuenta que aún sigo en un régimen de escuela, dónde ya no importa el grado de instrucción, ni tu distintivo escolar, lo que importa es tu comportamiento cívico y tu documento de identidad vigente. La única distinción es si eres ciudadano venezolano de nacimiento o ciudadano naturalizado en este país de héroes y revolución.

El salón  es como un mausoleo,tiene  silencio de hambre y eternidad para llegar al equilibrio.

Y yo aún aspiro que otro jueves se me permita decir ¡¡presente!! para lo positivo de estar vivo, y seguir en movimiento surrealista que dibuje una perspectiva más sana y veraz para educarnos desde adentro .

seryhumano.com / Norayma González 

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