Se trata de una pauta de comportamiento recurrente y persistente en la que se desafían las órdenes de las figuras de autoridad, comprobando una y otra vez los límites establecidos, ignorando órdenes, discutiendo, mostrando hostilidad hacia compañeros o adultos y molestándolos deliberadamente o agrediéndoles verbalmente. Se manifiesta de forma invariable en el contexto familiar, pudiendo manifestarse o no, en otros contextos como la escuela. Se muestra con mayor evidencia con adultos o compañeros muy conocidos.
En los años escolares puede haber baja autoestima, labilidad emocional, poca tolerancia a la frustración, uso de palabrotas, uso temprano de alcohol, tabaco y substancias ilegales. Son frecuentes los conflictos con padres, profesores y compañeros. Es común el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. También pueden aparecer trastornos del aprendizaje y trastornos de la comunicación.
Aparece entre el 2% y el 16% según la población estudiada y los métodos de evaluación. Es más frecuente en varones que en mujeres hasta la pubertad pero las tasas parecen igualarse más tarde.
Características
Se manifiesta antes de los 8 años habitualmente y no más tarde del inicio de la adolescencia. Los síntomas se mantienen meses o años y bastantes de los casos son antecedentes del Trastorno Disocial.
Es más frecuente en familias donde al menos 1 de los padres ha padecido: trastornos del estado de ánimo, Trastorno Negativista Desafiante, Trastorno Disocial, Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, Trastorno Antisocial de la Personalidad o Trastorno por Consumo de Substancias. También en familias en las que existen problemas conyugales graves.
Es importante señalar que este Transtorno en específico se distingue del Trastorno Disocial por la gravedad de los síntomas y no se diagnostica si existe éste. Suele asociarse a los trastornos del estado de ánimo y trastornos psicóticos de niños y adolescentes por lo que no se diagnostica si se hace con éstos. Se diferencia del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad por la falta de intencionalidad en el no seguir las órdenes y en que en éste no se da tan frecuentemente el desafío, si bien se puede establecer un diagnóstico doble de ambos trastornos. Una observación cuidadosa permite no confundir el síndrome con el Trastorno de Comprensión del Lenguaje y del negativismo o rebeldía de algunas etapas evolutivas.
El tratamiento se lleva a cabo a lo largo de 20 sesiones, durante un período, aproximado de 5 a 6 meses. Cada sesión tiene una duración aproximada de 40 a 50 minutos y se realiza una sesión cada semana.
seryhumano.com / Marta Guerri