La número uno en todas las listas de las mejores películas de la historia, y que, a medida que pasan los años, sigue siendo recipiente de abundantes críticas positivas, por su inventiva narrativa es la historia de Ciudadano Kane un retrato encubierto del magnate de la prensa, William Randolph Hearst, que no sólo escandalizó por el tema, sino también por la estructura sin orden cronológico de narración audiovisual.
La cámara recoge los diferentes testimonios de los que conocieron al gran empresario mediante el uso de flashbacks insólitos para aquella época de estreno, donde todavía se seguían los lineamientos narrativos establecidos por Hollywood. Y también sorprende al introducir otro nuevo concepto cinematográfico: la profundidad de campo. Los planos son filmados sin el desenfoque intencional del fondo, de esta manera el espectador puede admirar las acciones de los personajes que se encuentran más cerca de la cámara, mientras disfrutan de lo que ocurre en el fondo tras ellos.
Fue la ópera prima del director norteamericano Orson Welles, quien ya, a tan corta edad, y con la ayuda del director de fotografía, Gregg Tolland, logra sorprender con su prodigioso manejo de la cámara. Haciéndose con el papel principal, por tratarse, tal vez, del director y co-guionista, al lado del genial Herman Mankiewicz (recordado por su humor ácido y obsceno), y mediante el uso de ángulos en contrapicado, demuestran no sólo el poderío del supuesto Hearst, sino también la intensificación del ego del cineasta.
Nominada a nueve premios de la Academia, sólo obtuvo el galardón de mejor guión original en 1941; fue el mayor reconocimiento que tuvo luego de su estreno, debido a que la crítica para entonces no la acogió muy bien. Claro está, que Welles se estaba iniciando en el campo de la dirección, pero obtuvo mucha ayuda de respetados técnicos y artistas de la industria cinematográfica, como por ejemplo Tolland, Mankiewicz y el director artístico Perry Ferguson.
Con ese tan respetado equipo de trabajadores cómo no conseguir trascender a la historia. Pero eso no quita la genialidad de Welles, que seguirá escribiendo y dirigiendo películas con el mismo estilo que plasmó en su inolvidable Ciudadano Kane.
En fin, lo que hace esta película tan grandiosa y exitosa es su certera innovación técnica: excepcionales juegos de luces, movimientos de grúas inéditos, original uso de las perspectivas, etc. Definitivamente, un clásico del cine mundial.
seryhumano.com / Erich Stern