¡Pues en China es posible!
Se trata de Jian Feng, hombre de origen chino, pidió el divorcio a su esposa y la demandó por “haber dado luz a los niños más extremadamente feos del mundo”, informó el diario Irish Times.
La prueba de ADN demostró que los hijos sí eran de Feng, fue entonces, cuando la mujer confesó su secreto: se había sometido a diversas cirugías estéticas por un valor de más de $100 mil (50 millones de colones) antes de conocerlo.
Después de haberla demandado porque afirmaba que lo había engañado acerca de su belleza y que los niños habían sido fruto de esta mentira, el marido ganó la demanda ante el tribunal y la mujer le debe una indemnización de hasta $120 mil (60 millones de colones).
“Me casé con ella porque estaba enamorado, pero apenas nació nuestro primer hijo empezamos a tener problemas maritales”, afirma el hombre. “Nuestra hija es increíblemente fea, hasta el punto de horrorizarme”, sostuvo Feng.
Lo que nos hace preguntar: ¿De qué (con exactitud) estaba enamorado el señor Feng?, ¿Qué clase de mensaje dan a la sociedad unos tribunales aceptando ese tipo de demandas?, la incondicionalidad del amor parental, ¿en dónde queda?
Y agregaría otra: señor Feng, ¿la cantidad de dinero que ahora le debe su exesposa, le será suficiente para “comprar” valores “menos estéticos?
seryhumano.com / Yosmar Herrera