“Nuestra vida es aquello en lo que nuestro pensamiento la convierte” Marco Aurelio
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“Nadie puede hacerle daño. Sin el consentimiento de usted” Eleonor Roosevelt
¿Ha estado usted alguna vez en una situación en la que alguien o algo lo enloquecía? ¿En la que tenía que controlar sus pensamientos y emociones? ¿En la que sentía que el dragón lograba la victoria? Todos hemos tenido esa sensación. Entonces… ¿qué hacemos?
En primer lugar, haga todo lo que pueda por componer la situación. Si nada da buen resultado, piense en esto:
- Usted no puede controlar la conducta de otras personas. Nunca pudo… ni podrá hacerlo.
- Lo único que puede controlar es el modo como usted reacciona.
Roger, ejecutivo de una gran compañía de seguros, cuenta esta historia: “En mis primeros años con la compañía, me encontraba en desacuerdo con cierto individuo que estaba un par de peldaños más alto en el escalafón, y que podría -si quisiera- perjudicar gravemente mi carrera.
Continuamente teníamos violentas confrontaciones.
En todos los casos, yo estaba seguro de tener la razón, pero por instinto sabía que peleaba un combate imposible. Un día glorioso, no sé cómo, decidí no volver jamás a entablar una lucha con él, a menos que fuera de verdadera importancia. Y… ¿qué creen?
Desde ese día, jamás volvió a presentarse un problema que fuera ´de verdadera importancia´.”
Para zafarse de las garras de una situación enloquecedora, intente esta técnica muy efectiva:
- Imagínese dos ruedas de engranaje conectadas entre ellas. La primera representa su problema: la persona o situación que lo tiene prisionero. La segunda es usted mismo.
- Cuando la rueda problemática gira, lo obliga a usted a reaccionar, girando en sentido opuesto. Ese problema está manipulándolo.
- Entonces, mental y emocionalmente, aléjese… “desengránese”, despréndase de la rueda problemática. Záfese de sus garras.
- Dese una distancia prudencial, observe la rueda problemática que gira, tratando de engranarse de nuevo con usted.
- Cuando usted se desprende de su problema, le quita el poder que ejerce sobre usted.
Mientras permita que los individuos o las situaciones influyan en usted, estará dejando en manos de ellos el control de su vida privada.
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En el momento en que usted se desengrana, recupera ese control. Lo mismo que Roger cuando decidió pelear solo por las cosas “de verdadera importancia”, usted también se libera a sí mismo de las garras del problema.
Usted pasa de un locus externo a otro interno de control.
En otras palabras, reconoce que tiene el poder de controlar su modo de reaccionar. Esto requerirá tiempo, esfuerzo y toma de conciencia de su parte, para cambiar a nuevo estado mental, pero no cabe duda de que puede hacerlo.
Cuanto más lo practique, tanto más fácil se hará. Y pronto, usted descubrirá que éste es uno de los pasos más importantes en su crecimiento personal.
Reclame el poder suyo, aprendiendo a desprenderse.
seryhumano.com / Dottie Billington
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