por Guillermo Pulido
Una nueva guerra por el Nagorno-Karabaj ha estallado el domingo 27 de septiembre de 2020, siendo la enésima manifestación de un conflicto cuya última guerra había sido la «Guerra de los Cuatro Días» de abril de 2016; aunque desde entonces a la actualidad, el conflicto ha estado intercalado por multitud de incidentes con intercambios de disparos de armas ligeras, fuego de artillería, etc.
Base histórica
Hay que tener en cuenta que el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por el Nagorno-Karabaj, no se limita al Nagorno-Karabaj, sino que incluye otras grandes porciones de territorio de Azerbaiyán que fueron arrebatadas por Armenia durante la guerra que culminó en 1994.
El Nagorno-Karabaj era un territorio dentro de la República Soviética de Azerbaiján. Este territorio fue tradicionalmente de mayoría musulmana y azerí, una vez el Imperio Ruso tomó el control de la región comenzó a poblarse cada vez más con población armenia. Por unos breves años el Nagorno-Karabaj estuvo en la República Socialista Soviética de Armenia, pero dado los profundos vínculos económicos, étnicos e históricos con Azerbaiyán, Stalin restituyó el territorio a la república azerbayiana.
A medida que transcurrió el siglo XX, la mayoría de la población de la zona ya era armenia, a pesar que la mayoría del territorio era de mayoría azerí (los armenios estaba concentrados en ciudades). Por ello planearon que a medida que se desintegraba la URSS, el Nagorno-Karabaj pasara a Armenia.
El problema estratégico principal, y que aún hoy es el principal lastre del conflicto, era que Nagorno-Karabaj no era frontera con Armenia, sino que era un enclave armenio rodeado por regiones de Azerbaiyán. Para solventar ese problema, las fuerzas armenias arrasaron el territorio azerbaiyano que rodeaba el Nagorno-Karabaj, provocando matanzas, limpiezas étnicas y el éxodo de cientos de miles de azeríes (unos 600.000 viven actualmente en Azerbaiyán) y vaciando de población esos territorios.
Para colmo, desde entonces Armenia ha tratado de poblar con colonos los territorios vaciados de azeríes, fomentando la actividad agrícola y los asentamientos de armenios que viven en la diáspora repartidos a lo largo del mundo.
Naturalmente, esa política armenia causa un profundo malestar en Bakú (capital azerí). Recientemente hubo un repunte en la llegada de armenios a esos territorios, provenientes de Líbano, Siria, etc.
Por lo tanto, las guerras o enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán por el Nagorno, no solamente se deben a un conflicto por esa región, sino que incumbe a varias otras regiones tomadas por Armenia, así como el asunto muy sensible de las matanzas y los refugiados que quieren volver a sus tierras.
Cabe destacar que Nagorno-Karabaj, que es actualmente una autoproclamada república independiente (República de Artsakh), es territorio donde todos los países miembros de las Naciones Unidas reconocen perteneciente a Azerbaiyán (ni siquiera Armenia reconoce a la República de Artsakh).
El marco de la negociaciones y proceso de paz para el conflicto del Nagorno-Karabaj, se alcanzó de manera general en la conferencia de la OSCE de Madrid de noviembre de 2007, habitualmente referidos como los Principios de Madrid; que consisten en:
1) devolución de los territorios que rodean Nagorno-Karabaj al control azerbaiyano;
2) un estatuto provisional para Nagorno-Karabaj que ofrece garantías de seguridad y autogobierno;
3) un corredor que une Armenia con Nagorno-Karabaj;
4) determinación futura del estatus legal definitivo de Nagorno-Karabaj mediante una expresión de voluntad legalmente vinculante;
5) el derecho de todos los refugiados y desplazados internos a regresar a sus antiguos lugares de residencia;
6) garantías de seguridad internacional que incluirían una operación de mantenimiento de la paz.
Aunque todos estuvieron de acuerdo con esos principios para un proceso de paz que devolvería los territorios irredentos a Azerbaiyán, y se dejaría a la población del Nagorno-Karabaj que por referéndum decidiera su futuro; la implementación de dicho proceso implica problemas de muy difícil solución.
Armenia tendría que devolver mucho territorio y dejaría a Nagorno en una posición muy difícil de defender en el caso que Azerbaiyán decidiera tomar por la fuerza esa región.
Equilibrio de poder
Para entender esta desconfianza y dilema de la seguridad, hay que tener en cuenta que Armenia está en una situación de gran desventaja militar, económica y demográfica.
Armenia está en un proceso de fuerte declive demográfico, tanto por la emigración como por el crecimiento vegetativo de la población. En que oficialmente su población ha pasado de 3.200.000 habitantes en el año 2000, a 2.900.000 en el año 2019. Sin embargo, el declive demográfico es mucho mayor, y un millón de armenios trabaja y vive todo el año en el extranjero (principalmente Rusia) y solo vuelven para fechas señaladas.
Azerbaiyán sin embargo pasó de 8.000.000 millones en el año 2000 a 10.000.000 millones en 2019. El fuerte declive demográfico armenio implica dificultadas para tener la suficiente cantidad de reclutas que permita mantener el tamaño de sus FFAA (dos años de servicio militar); mientras que Azerbaiyán no tiene ese problema.
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Económicamente, Armenia solo tiene un PIB nominal de 13.000 millones de dólares, mientras que el PIB de Azerbaiyán es de 47.000 millones. En defensa Armenia gasta unos 600 millones de dólares, mientras que Azerbaiján gasta casi 2.000 millones.
En la guerra de 2016 las fuerzas armadas azerbaiyanas demostraron una clara superioridad técnica respecto a las de Armenia, haciendo un uso de drones, lanzacohetes de artillería guiados y helicópteros, tomando varias posiciones elevadas clave en sectores al norte y sur de la línea de contacto (frontera de facto posbélica).
Que Azerbaiyán solo conquistara algunas cotas y pequeñas franjas de territorio, se debió a los objetivos limitados en esa guerra. Armenia se negaba a aplicar los Principios de Madrid ya que en la práctica implica abandonar y ceder territorio a Azerbaiyán y dejar en una posición difícil a Nagorno; motivo por el que le interesa dejar el conflicto congelado.
Azerbaiyán, cansada de las dilaciones armenias inició esa guerra para desatascar las negociaciones diplomáticas. El punto fuerte y la estrategia de Azerbaiyán es que tiene una economía mucho más pujante y más población, por lo que en caso de iniciar una guerra de desgaste podría llevar a una situación insostenible a Armenia.
Por lo tanto, las hostilidades militares que ocurran entre Azerbaiyán y Armenia tenderán a ser iniciadas por Azerbaiyán para desgastar a los armenios, pero haciendo una guerra de objetivos limitados. No parece que la estrategia a largo plazo de los azerbaiyanos sea la de conquistar en una invasión relámpago el Nagorno-Karabaj y los otros territorios perdidos en la guerra de 1992-1994.
Por otra parte, el punto fuerte económico de Azerbaiyán es a la vez su punto más vulnerable: la exportación de gas y petróleo. Estas exportaciones se hacen principalmente por el ducto que va de Bakú a Tiflis y llega hasta Turquía (el BTC), por lo que Armenia podría dañar ese ducto y otra infraestructura de hidrocarburos en Azerbaiyán, causando un quebranto económico mayúsculo.
De hecho, hace unos meses estalló un pequeño conflicto armado entre Armenia y Azerbaiyán en la región de Tovus, por la que pasan los ductos y el ferrocarril que enlaza Azerbaiyán con Turquía vía Georgia. Ahora sabemos que el conflicto se inició una vez Armenia reforzó sus posiciones en la región, provocando un ataque preventivo azerbaiyano para restablecer la situación.
Azerbaiyán tiene una clara ventaja militar en todos los aspectos del material militar.
Turquía y Rusia en el conflicto
Turquía tiene el interés de dejar depender del gas ruso, y este año Azerbaiyán de hecho ya fue su principal suministrador (muy por delante de Rusia), de ahí la paranoia y temor que produjo en Azebaiyán y Turquía los movimientos de Armenia en Tavuz hace unos meses, provocando el mencionado ataque preventivo.
Ahora queda por ver cuáles son los planes e intenciones reales de Azerbaiyán y Turquía en este nueva pequeña guerra con Armenia: si persiguen objetivos limitados para desatascar la situación diplomática, en la dirección de una guerra de desgaste con ganancias territoriales limitadas; o si en esta ocasión plantean objetivos mucho más ambiciosos.
No obstante, la amenaza latente de una intervención de Rusia para impedir una debacle militar total de Armenia seguramente haya restringido los objetivos de Azaebaiyán y Turquía.
Rusia no reconoce la República de Artakh (Nagorno-Karabaj) y su interés es dejar el conflicto congelado para seguir ejerciendo presión en armenios y azerbaiyanos; de resolverse el conflicto (por proceso de paz o una guerra resolutiva) Rusia se quedaría sin palanca negociadora. Por lo tanto, aunque Moscú apoyará a Armenia no se implicará directamente en los enfrentamientos militares a menos que azeríes y turcos traspasen ciertas líneas rojas.
Las actividades bélicas están en pleno acontecimiento.
seryhumano.com / Guillermo Pulido*
Fuente: thepoliticalroom.com
*Doctorando en Estudios Estratégicos de Disuasión Nuclear; M.A. Seguridad y Defensa: redactando la obra «Mosaic Warfare & Multi Domain Ops». Editor de de Ejércitos y autor en Political Room.
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