Ser Curioso

En medio de la crispación política a menos de un mes de las elecciones previstas para el 3 de noviembre, el incómodo insecto permitió un momento de distensión.

mosca

El escenario en Utah estaba ambientado con todos los adornos de un debate político moderno: alfombras rojas, blancas y azules, un telón de fondo de la Declaración de Independencia y plexiglás.

En medio de un debate cortés pero asertivo entre el vicepresidente republicano, Mike Pence, y la senadora demócrata Kamala Harris, una mosca que se posó en el pelo cano de la mano derecha de Donald Trump, acaparando las miradas y fue el deleite de los internautas en Twitter.

La mosca -que se mantuvo más de dos minutos en la cabeza del vicepresidente- monopolizó los comentarios en Twitter y permitió recrearse a los adversarios políticos de Trump, desde el propio candidato presidencial demócrata, Joe Biden, hasta los republicanos opuestos al mandatario de la plataforma Lincoln Project.

Antes de terminar el debate, el insecto ya tenía una cuenta en Twitter, era una etiqueta muy comentada en la red social en Estados Unidos y aparecía en algunas encuestas humorísticas de usuarios que planteaban quién ganó el debate, Mike Pence, Kamala Harris o la mosca.

Biden aprovechó el furor de las redes sociales para vender un matamoscas de 10 dólares y recaudar fondos para su campaña con el lema «no dejes que este debate se apague”, Incluso entre los republicanos, el imprevisto causó gracia y el senador oficialista por Kentucky, Rand Paul bromeó: «El espionaje ilegal está realmente fuera de control».

Pence se mantuvo impertérrito y siguió defendiendo la política del gobierno de Trump en relación a las fuerzas del orden, en un momento del debate sobre la supuesta brutalidad policial contra las minorías en Estados Unidos.

En medio de la crispación política a menos de un mes de las elecciones previstas para el 3 de noviembre, el incómodo insecto permitió un momento de distensión.

Según el diario El Mundo, Harris decepcionó después de un arranque prometedor. Y Pence, por su parte, aplicó una estrategia que le funciona muy bien: ignorar al moderador – tanto a la hora de exceder su tiempo como a la de no contestar lo que éste le ha preguntado – y ceñirse a su guion con independencia de lo que su rival haya dicho. Así, la hora y media de debate transcurrió con más pena que gloria hasta que el himenóptero llegó a alegrar a la audiencia.

Los debates a tres son mejores. Incluso aunque uno sea un moscardón.

O como decimos en Venezuela: ¡Chamo, tienes que estar «mosca» con eso!

seryhumano.com

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