Despertamos en otros
la misma actitud mental
que abrigamos hacia ellos
Elbert Hubbard

Hace años, mi esposo y yo hicimos un descubrimiento de valor inapreciable. Nos dimos cuenta de que, cuando empezamos los tres primeros minutos de nuestro día con dulzura y buen humor, el resto del día es mejor.
Y también nuestra relación.
Un buen principio marca la pauta para el resto del día. Aun cuando ocasionalmente despertamos sintiéndonos bombardeados por problemas, nos hacemos el propósito de comenzar con actitud serena y esperar hasta después para hablar de asuntos negativos.
Practicamos el mismo ritual cuando volvemos a encontrarnos al final del día. En vez de saludarnos recíprocamente con un: “No vas a creer la terrible experiencia que tuve hoy…”, dedicamos los tres primeros minutos a concentrarnos en el placer de volver a vernos y hablar de cosas positivas.
El mismo principio aplica a los tres primeros minutos que usted pase cada día con alguien: amigos, familia, colegas, socios de negocios, el carnicero o el panadero.
Su contacto inicial marca la pauta del tiempo que van a pasar juntos.
Con cada persona con la que usted trate, o con la que hable por teléfono, empiece la comunicación con actitudes como éstas:
.- Una sonrisa (¿ha notado usted que una sonrisa puede percibirse en la voz de una persona que habla por teléfono?),
.- Demuestre que le da gusto hablar con ellos (hay dos clases de personas: una es la de aquellos que al entrar a un recinto comunican un ¡Aquí estoy!; la otra es la de quienes comunican un ¡Aquí está usted!)
.- Buen humor.
.- Una escucha atenta.
.- genuino interés en lo que la otra persona tenga que decir,
.- actitud positiva (resérvese lo negativo para hablar de ello después, si es necesario),
.- conversación animada y pertinente.
Intente este sencillo experimento: la próxima vez que vea a alguien a quien quiere, concéntrese en hacer que sus tres primeros minutos juntos sean algo especial, valiéndose de lo que acabo de sugerirle.
Observe cómo responde la otra persona. Observe lo que pasa con la calidad de tiempo que pasan juntos.
Haga un hábito del principio de sus tres primeros minutos, en todas sus relaciones: ¡Da buen resultado!
seryhumano.com / Dottie Billington
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