El Ser y YO

Por Norayma González

Marcela
Museo Andaluz del Juguete Vintage, ciudad De Osuna, Andalucía (España)

Sentada en su pupitre, su mente veía posibilidades en detalles:

En preescolar, Marcela estaba atenta como un papagayo al subir al infinito azul, durante su clase.

Por ejemplo, observaba el uniforme de su maestra: camisa blanca de cuello bien definido. Una falda de tela de blue jeans corte tipo A. Ese azul oscuro danzaba por el salón, razón por la cual siempre el abecedario era repaso del primer minuto.

La maestra de Marcela era un hermosa mujer delgada, esbelta, de cabellos de luz, atados con una cola en forma de serpentina, sobre su cuello.

En este momento, era tiempo de saber una canción.

Damos un salto, y ya en primaria, Marcela admira a su maestra _ Gisela_ su voz era energía solar viva, y, enseñaba esa asignatura de nombre aprender a pensar. Allí Marcela afinaba su atención plena.

En los años siguientes, Marcela conoció un torbellino llamado Gertrudis, mujer mayor, cabellos castaños, voz de denuncia. Solo gritos, a media mañana y sin limites.

Quizás desee leer: Un salón surrealista

Un buen día, Marcela no pasó la prueba con la máquina de coser. A sus 10 años, tenia claro que coser y bordar no eran su predilección.

No tardaron los gritos, 1, 2, 3… Todo caos, las palabras sirvieron por primera vez para decirle a su padre, que debía dar una consulta urgente y gratuita a su maestra. Marcela usó, por primera vez, lo que decía su padre: ¡enfermedad a la vista! Pronto, reinó el silencio, la maestra Gertrudis necesitaba quedarse en casa, bajar su voz y sentirse más conectada consigo misma.

Pasaron los años, y otro maestro llamó su atención.

EL MAESTRO SARGENTO. Un militar retirado que permitió lo insólito, el que Marcela recibiera como compañera de ruta a Mafalda. Mafalda, se saltaba el preescolar, y en ciertas ocasiones, se divertía interrumpiendo sus clases.

…el maestro sargento, le saludaba y le otorgaba el asiento en primera fila, para que escuchara el reglamento del día.

Así, Marcela aprendió la mejor lección:

La interrupción puede ser tanto un vicio como una virtud.

Marcela, hoy rinde honor a sus maestros con este vicio en privado y esa pública virtud.

seryhumano/ norag41750

Si quiere recibir en su celular esta y otras informaciones y artículos descargue Telegram, ingrese al link htts://t.me/seryhumano y dele clic a +Unirme

Deja un comentario