Por Rossana Salas

Cualquier palabra puede definir un género y apropiarse indebidamente de un concepto afín, ¡pero hay de aquella diosa femenina que enclaustrada osa develar sus sentimientos…Oh!, caos total!, ante un feminismo desubicado, otra parte del género que brilla receloso y no tímido trata de asomarse a través de las letras de las que aun somos valientes, de las que no miramos hacia atrás, porque no hay un pasado menos imperfecto que aquel que no deseamos olvidar.
La voz femenina que huele a infinito en sus noches se refleja bajo el plenilunio y ella, luna y estrellas van escudriñando siglos, historias cotidianas, momentos en que Eva cumple cada rol social, cada situación esperada dentro de un canon imperfecto, pero así imperfecto ante sus ojos, lo único que logra es reprimir sus sentimientos, reprimir aún más sus pensamientos.
La Eva que ha trasgredido sus roles siglos tras siglos, lucha y se esfuerza incauta ante los hombres de un siglo sin memoria, un siglo que no valora el matriarcado ancestral.
Eva siempre ha sido la gran hacedora del mundo. Es la gran elegida desde el Génesis para engendrar con dolor y sin perder un solo momento el dolor la ha perseguido como rehén fugitivo y no le ha dado descanso. Ser mujer es adentrarse a un laberinto sin salida, es sentirte parte de un cosmos en constante agitación, que lucha por reconstruir un verbo propio.
Cada noche la voz de esta mujer se conjuga, y al cerrar sus ojos infinitos, siente sus pasos deslizarse suaves por el mundo. Ella madre, ella hija, quiere vivir, ella la escogida quiere experimentar, quiere reencontrar su propio valor, sus demonios y alejarlos de la eterna danza del bien y del mal.
Este feminismo equivocado la perturba, la confunde cuando solo quiere ser el amor, la verdad, la confianza, el calor, la piel, la sangre que vibra intensamente debajo de una sombra que lleva su nombre…eres Eva y Dios solo espera de ti la resignación…pero no es Dios, es solo el estereotipo que los hombres mismos debatieron para castrarte, anularte y para estigmatizarte como un ser inferior.
Yo mujer puedo jugar con mi debilidad y entregarme a esa lucha intima entre lo fémina y darle rienda suelta a lo prohibido, puedo mirarte a los ojos y respirarte tan cerca y rozar tu piel sin juzgar lo que piensas o esperas de mí. Yo dueña de mi destino sé que estarás allí, que buscaras mi calor, que algún día esas palabras harán nido y mis reflexiones surcarán el horizonte de un mundo perdido.
Esta mujer que soy, que se aleja cada noche y se convierte en luna y estrellas, se entrega a la vida, sin pedir permiso, se entrega al amor, se entrega a cada uno de esos silencios donde hoy Eva ha encontrado el camino de su libertad.
Cierro entonces mis ojos, y estoy allí frente al gran árbol del comienzo, frente a la energía pura del firmamento y extiendo nuevamente mis manos para asirme a ti, a esos latidos que se expanden en un solo movimiento de mi vientre, allí junto a la vida que nuevamente comienza, pierdo la noción, pierdo la voz y nace un verbo…
seryhumano.com / Rossana Salas*
*Autora de «Cuentos de luna» Editorial letraclara
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