Por: Yosmar Herrera de Kiklikian

Abro los ojos y mi primera pregunta es ¿realmente esa es mi hora de despertar?, no recuerdo qué día es hoy, lo que tengo en una lista por hacer, ni si programé la alarma.
Todo es una bruma en mi cabeza.
Saboreo el desconcierto de otro día, si es que es cierto que ya ha amanecido. No siento tanto frio a pesar de que la temperatura es de -1. Quizás porque dejé la estufa encendida toda la noche y la factura a final de mes me lo recordará con un no benévolo rictus.
Al fin tomo la extensión de mi mano llamada smartphone, y, sí efectivamente es lunes 3:40 am. Hora de ser agradecida con mi creador por permitir llenar mis pulmones de aire, revisar la noticias que han ocurrido mientras desesperadamente intentaba soñar, ver los mensajes que me dejan los noctámbulos y desconsiderados clientes, hijos o esposo, porque nunca se fijan en el reloj cuando sus inquietos dedos desean enviar un pedido, un mensaje o la osadía de una llamada como si se tratara de un delivery digitalizado abierto las 24 horas.
Quizá desee leer: HA COMENZADO…
Ha no he recibido llamada de mi hijo, creo que entendió ayer cuando le dejé por escrito que mañana, o sea hoy, hablábamos, sin embargo, le pareció tan poco común mi misiva que preguntó, «ma, ¿pasaba algo malo?» ¡Ja! lo dejé en visto, no estoy de humor para dar explicaciones. Mas tarde lo llamo.
Ah, llegó un enlace de un estudio científico que habla del suicidio entre los médicos. Tomando en cuenta que mi esposo es médico y fue el que me envió tal estudio, me interpelé si es que era algo personal como un anuncio subliminal o solo un asunto para tomarlo en consideración para analizar, difundir y publicar en la revista; o solo para uso exclusivo de mi voraz deseo de sabe y leerlo todo. Ya lo leeré más tarde.
Repasé a vuelo de pájaro las noticias y noté _como siempre_ que el mundo no había dejado de girar mientras estaba desmayada en brazos de Morfeo. Profundizaré en dichas noticias durante el transcurso del día.
Ya me sentía preparada para hacer una oración de agradecimiento en toda regla, levantarme medio arreglar la cama y las almohadas besar a mi osito de peluche y estirarme y escuchar el rugir de mis huesos. A mi edad ya soy crujiente. Ja, ja, ja.
No solo inicio un nuevo día, un lunes para mas señas, comienzo recordando que no importa si son ya 50 años en este mundo sino ¿cuántos más me quedarán? Y, mejor aún, ¿cuánto amor aportaré hasta agotar mi inexpugnable existencia?
Con mi primer café en la mano veo guindado mi rosario de madera con un cristo recordándome que dio su vida misma en la cruz por amor a la humanidad.
Termino el café y comienzo a rezar.
seryhumano.com / Yosmar Herrera de Kiklikian*
Directora y editora de www.seryhumano.com