Lo audiovisual es ya un recurso enormemente versátil y potente, al alcance de todos los protagonistas sociales y económicos: un escenario nunca antes descrito en el que los más rápidos y creativos están siendo capaces de conseguir hitos extraordinarios: campañas virales con cifras mareantes, autónomos y emprendedores anónimos convertidos en referentes dentro de su ámbito profesional gracias a su buen hacer en blogs y/o redes sociales, pymes capaces de desarrollar estrategias innovadoras y ofrecer -a través del enorme abanico de posibilidades que ofrece el actual panorama tecnológico- nuevos servicios y nuevas formas de relacionarse a sus clientes con un enorme valor añadido para éstos… Los ejemplos son numerosísimos en todos los campos.
Si a todo ello añadimos que hoy en día la práctica totalidad de dispositivos móviles (smartphones y tablets) incorporan cámara y cuentan con capacidad para grabar, producir, difundir y consumir vídeo en ubicuidad, desde cualquier parte y en cualquier momento, podemos empezar a hacernos una idea del cambio de paradigma que estamos viviendo.
Esta nueva circunstancia ha puesto al alcance de todo el mundo la posibilidad de desarrollar estrategias enfocadas al formato audiovisual, que podrán ser desarrolladas de forma más o menos modesta -pero no por ello menos ambiciosas- por cualquier empresa o profesional, sin que su capacidad de inversión o sus conocimientos técnicos se conviertan en ningún momento en factores excluyentes dentro del mercado.
Así, el desarrollo de sistemas operativos y de aplicaciones enfocadas a la producción audiovisual de uso sencillo e intuitivo, sumada a la existencia de plataformas de almacenamiento y difusión profesional de bajo coste, ha democratizado el potencial del vídeo como herramienta de publicidad y marketing.
Las estrategias de comunicación basadas en el vídeo online deben adaptarse a los principios básicos de todo tipo de estrategia comunicativa pero, dadas sus características, las campañas de perfil audiovisual cuentan con una serie de particularidades específicas que es importante contemplar, tanto en su concepción como en su desarrollo.
Dada por hecha la conveniencia de utilizar este tipo de formato publicitario por su alcance e impacto en la práctica totalidad de los grupos sociales, el primer paso para apostar por el vídeo online como soporte publicitario o de marca es dar respuesta a varias cuestiones que, aunque obvias, resulta fundamental contemplar:
¿Está mi audiencia en Internet?
Si lo está, ¿consume vídeo online?
¿Dónde, cuándo, cómo, cuánto?
¿Por qué? ¿Para qué?
Asegurada la conveniencia de llevar a cabo este tipo de estrategias, el siguiente paso es establecer los aspectos fundamentales de la misma, que definirán y condicionaran en gran medida las posibles vías de actuación. En este sentido, los principales factores a considerar son:
– Objetivos: Es fundamental definir objetivos ambiciosos, sí, pero también realistas y factibles. También deben definirse indicadores de impacto que nos permitan medir y analizar en qué medida se van cumpliendo éstos a medida que se desarrolla la campaña y realizar una valoración final del alcance de los esfuerzos invertidos.
– Recursos disponibles: Si bien es cierto que el coste de producción audiovisual ha disminuido significativamente, no lo es menos que nada es gratis en ninguna parte y, por ello, hay que definir con claridad los recursos humanos y económicos que se van a dedicar a la campaña y las necesidades que ésta pueda generar. Definir bien el guión y el presupuesto asociado son aspectos fundamentales para el correcto desarrollo de toda campaña.
– Plan estratégico: Contar con unos objetivos bien enfocados, con un guión creativo y coherente y con un presupuesto claro y ajustado permiten definir otros factores determinantes en el desarrollo y resultado de la campaña, como su frecuencia y periodicidad, el plan de medios y difusión convencional, la planificación de su difusión digital (webs, blogs, redes sociales), etc.
Partiendo de este escenario, debemos adaptar este enfoque a todo tipo de actores y circunstancias, renunciando con ello a los esquemas tradicionales de la comunicación audiovisual.
El desarrollo de este campo es tal que ya no es necesario contar siquiera con una mínima formación en el campo y el lenguaje audiovisual para poder optar al desarrollo de estrategias basadas en el vídeo online. A día de hoy cualquier usuario es capaz de grabar vídeo, realizar posteriormente un sencillo proceso de postproducción y colgarlo y difundirlo después a través de plataformas audiovisuales, de webs y de blogs o de las redes sociales.
En cualquier caso, sobra señalar que disponer de dichos conocimientos permiten mejorar la calidad del producto audiovisual y, por tanto, su impacto en los usuarios. En ese sentido, es importante destacar que nunca fue tan fácil acceder a ese tipo de formación como ahora; basta con buscar en Internet para encontrara material didáctico de gran calidad.
¿Qué se puede comunicar de una manera audiovisual?
El lenguaje audiovisual tiene una potencia y una versatilidad sin paragón entre los diferentes formatos digitales.
Su capacidad para aunar texto, sonido, imagen estática y en movimiento lo convierte en un vehículo perfecto para transmitir y fijar todo tipo de conceptos y emociones, algo que se hace patente atendiendo a cualquiera de los indicadores de consumo de video online en sus diferentes soportes y formatos.
Sujeto como el resto de lenguajes a los condicionantes que imponen la duración del mensaje y la eterna lucha por la atención del usuario, pocas fronteras o cadenas más conoce el formato audiovisual, a través de cual se puede comunicar y transmitir prácticamente cualquier idea o planteamiento con una fuerza extraordinaria, siempre que se cuente con la creatividad y la visión estratégica necesarias para hacerlo.
En ese sentido, la proliferación en los últimos años de freelances audiovisuales y de pequeñas y medianas agencias de comunicación, así como la posibilidad de adquirir una formación razonablemente solventes en el campo audiovisual a través de la Red son factores que están facilitando y acercando este tipo de estrategias a la gran masa de pymes y autónomos que compone el tronco fundamental de nuestra economía, más allá del peso tradicional de las grandes compañías y de la instituciones públicas.
El vídeo es un contenedor en el que cabe cualquier mensaje. La televisión e internet nos inundan con ejemplos diariamente.
Producciones de corte informativo más o menos objetivas e independientes, mensajes publicitarios enfocados al lado emocional de sus consumidores, una plaga de ejemplos de creatividad desbordante generada por la masa de usuarios anónimos…
A día de hoy la pregunta no es qué se puede comunicar de manera audiovisual. La pregunta es: ¿qué no se puede hoy en día comunicar a través de un vídeo?
seryhumanos.com / Álvaro G. Polavieja
Fuente: TreceBits