Pieter Brueghel el Viejo (h. 1525-1569) fue uno de los grandes responsables de que arraigara en los Países Bajos la tradición de la pintura de paisaje. Esta magnífica escena invernal, pintada en plenitud de facultades, es su máximo logro en este campo. En el norte de Europa, la pintura de paisaje no apareció como un género independiente, sino como una derivación de las escenas de calendario que aparecían en los libros de horas.
Esta pintura es un buen ejemplo, ya que al principio no se llamaba Cazadores en la nieve sino que formaba parte de la serie de los “Meses” encargada por Niclaes Jonghelinck, un rico banquero de Amberes. Probablemente represente el mes de enero, como podría deducirse de la escena de la izquierda, en la que un grupo de aldeanos chamusca a un cerdo para quitarle el pelo. En términos puramente compositivos, Cazadores en la nieve también parece presentar la estructura ideal para ser el principio de un friso pictórico. Los árboles de la izquierda sirven para enmarcar la escena, mientras que los cazadores y los perros arrastran la mirada a la derecha, hacia el resto de la serie.
La percepción de la pintura de paisaje tenía poco que ver con la de nuestra época. Brueghel prestaba una gran atención a los pequeños detalles (las minúsculas figuras que patinan, resbalan y retozan por la nieve son una delicia), pero no se le pedía una visión exacta de un lugar concreto. Estamos ante una escena compuesta. Las montañas del fondo están basadas en esbozos hechos por Brueghel entre 1552 y 1553, al cruzar los Alpes hacia Italia, mientras que el resto del panorama se inspira en el paisaje llano de su Bélgica natal.
seryhumano.com / Ian Zaczek