Al igual como lo hizo con su trilogía de El Señor De Los Anillos, Peter Jackson nos ofrece la segunda entrega de la trilogía de El Hobbit a un año del estreno de la anterior cinta Un Viaje Inesperado. Con el nombre de La Desolación De Smaug, el director neozelandés nos presenta un capitulo un poco más sombrío, pero emocionante a la vez, sin perder lo heroico de la aventura.
La película empieza donde termina la anterior, con nuestros héroes viajando por los bosques de Mirkwood después de haber sobrevivido una batalla contra Azog y los Orcos para, más tarde, sobrevivir una batalla contra unas arañas gigantes.
Pero la búsqueda para recuperar el reino de Erebor sigue en marcha, llevando al grupo a varios sitios y tropezándose con los Elfos (dónde nos encontramos con Orlando Bloom interpretando a Légolas una vez más) y con más humanos en un pueblo que se levanta sobre un lago (tal cual como en el Lago de Maracaibo_ Venezuela). Sin embargo, el momento más espeluznante ocurre cuando Bilbo Bolsón (Martin Freeman) confronta a Smaug (cuya voz proviene del británico Benedict Cumberbatch) en un juego de palabras y astucia el cual, más tarde, se convierte en una espectacular confrontación cuando los Enanos hacen acto de presencia.
Peter Jackson, sin duda alguna, hace uso de todas las herramientas a su disposición para contarnos una historia que se desenvuelve mejor que la anterior película; desde los actores, el guión, la música hasta los efectos visuales fotografiados en 3-D.
Habiendo hecho lo mismo con Andy Serkis cuando el actor dio vida a Gollum, Jackson utiliza los talentos de Benedict Cumberbatch para dar vida y voz al dragón Smaug, el cual nos hace sentir admiración y temor a la vez.
Aunque si les cuento que el final de este capítulo deja al espectador con ansias de ver la conclusión, el cual se estrenará en Diciembre del 2014.
seryhumano.com / Luis Miguel Ramos