El ser humano es capaz de dejarse matar para conquistar su libertad. Pero ¿de qué libertad se trata?
Solamente cuando consigue restablecer la verdadera jerarquía en sí mismo, el hombre puede pretender ser libre. En este momento se convierte en el rey, vuelve a ocupar su lugar en el trono y todo le obedece: sentimientos, pensamientos, instintos, deseos.
Para la mayoría de la gente, la libertad significa abrir todas las puertas o las ventanas, y salir diciendo: «Soy libre», mientras que llevan en su interior todo tipo de prisiones.
No, aquél que pone en primer lugar los deseos, los caprichos y las pasiones, es un esclavo y sería más adecuado que fuera a encerrarse en alguna parte, porque con esta clase de libertad sólo puede perjudicar a los demás y a sí mismo.
La libertad es el privilegio del espíritu, y por tanto, sólo el hombre en el que gobierna el espíritu, es decir la luz, todo lo que es grande, justo y noble, puede pretender ser legítimamente libre.
seryhumano.com / Omraam Mikhaël Aïvanhov