Cuánta razón tenía Franz Liszt cuando afirmaba que “la música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor; sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso”. ¿Podrían nombrarme una situación placentera en su vida en la que no se encuentre enmarcada con alguna melodía?
Ni siquiera estar sordo es un impedimento para quedar bajo su influjo divino, para vibrar con su estela y enamorar hasta al enemigo. La música tiene la propiedad mágica de doblegar los corazones y aprovechar hasta los silencios, colorear un momento tenso y estimular los sentidos.
Es por eso que considero que el que haya un día especial para la música es insuficiente, porque todos los días, la música se extiende y llena cada rincón del alma de los seres vivos, y cada recoveco de la tierra; ¿qué sería el mundo sin música? Quizás una llanura sin vida.
Sin embargo, es hoy el día de la música y de sus intérpretes, un día en que deberíamos, los que no tenemos ese maravilloso don, homenajear de la mejor forma a quienes nos sorprenden con su belleza interior exteriorizándola con una melodía.
El origen de esta celebración es por el día de Santa Cecilia, que es la patrona de los músicos. Algunas fuentes mencionan que se debe a pintores del siglo XV que Santa Cecilia sea vinculada con la música, ya que en sus cuadros las mostraban tocando el arpa, el órgano y otros instrumentos; este festejo se comenzó un 22 de noviembre con un evento realizado en Evreux, Normandía en el año de 1570 con un torneo de compositores de la época.
Posteriormente desde 1695 en Edimburgo se comenzó a celebrar con cierta regularidad a la música; de esta manera le siguieron otros países como Francia, España, Alemania, entre otros que gustaron de tan entusiasta fiesta en honor de los músicos. Más tarde en Latinoamérica se siguió con la tradición de este día entre los años de 1919 y 1920 en Río de Janeiro, Brasil, hasta extenderse en resto de América.
En fin, ser músico es tener los sentimientos a flor de piel, es poder expresar de manera diversa colores, texturas, formas y maneras de como es el mundo de su sublime espíritu y hacérnoslo llegar en una gama de infinitos sonidos.
Creo desde el fondo de mi corazón, que los músicos son seres especiales, bendecidos con la gracia de Dios, y enviados a la tierra para transmitir su paz y su mensaje a través de su voz, o de sus manos, para que nos inspiraren al resto de los mortales y deleitar, enamorar y recrear nuestras vidas.
Yo no podría vivir sin música, hasta los suspiros y los latidos del corazón llevan un ritmo. Creo que tampoco podría vivir sin músicos _como lo son mis hijos _, es por eso que hoy por hoy les rindo un merecido homenaje, porque sin ellos no existiría la música y sin música la vida no tendría mucho sentido.
Seryhumano.com / Yosmar Herrera