Lech Walesa, líder del sindicato cristiano Solidaridad, es el protagonista de un film que muestra su lucha por la libertad en su Polonia natal. Se estrenó el 1 de enero que recupera la vida de uno de los grandes héroes del siglo XX: Premio Nobel de la Paz y junto a Juan Pablo II uno de los personajes clave de la caída del Comunismo en la Europa del Este
Uno de los grandes personajes del siglo XX. Un héroe que luchó contra el totalitarismo de las ideologías y a favor de la libertad. El 1 de enero y con un año de retraso se estrenó la película que narra su aventura: Walesa, la esperanza de un pueblo. Un biopic del reconocido director polaco Andrzej Wajda que nos muestra la vida de Lech Walesa, líder de Solidaridad, el primer sindicato libre de Europa del Este tras la invasión nazi y comunista.
Walesa, que acabaría siendo presidente de Polonia y Premio Nobel de la Paz, es retratado a la perfección por Robert Wieckiewicz, en toda su grandeza y miseria. Con una personalidad dura y comprometida, la película nos presenta al personaje como un luchador por convicción y por deber. “Yo no quiero, pero es que me obligan”, repite varias veces el líder sindical durante la película. Un Walesa carismático y emprendedor. También con muchas contradicciones, pero capaz de sacrificar el propio bienestar y el de su familia por luchar por la libertad y la justicia.
La representación toma como eje la entrevista verídica que la reconocida periodista Oriana Fallaci hizo al líder de Solidaridad días después de ser liberado de una de las repetitivas reclusiones en la cárcel que Walesa sufrió durante su vida. Un recurso que sirve al director para explicar los comienzos sindicales en los astilleros de Gdansk, las huelgas y las protestas que finalmente pusieron en jaque al régimen comunista.
Pero sin duda la grandeza y la maestría del director en el film la consigue gracias en la representación del drama familiar que Walesa y su mujer Danuta sufren paralelamente a la lucha política. Una historia quizás no tan conocida pero casi tan importante para la vida del líder como su vertiente pública. Una narración paralela que ayuda a comprender a la perfección la forma de ser del personaje y que resalta la fuerza de su mujer. Una esposa fiel, una madre valiente y una compañera de viaje que hace cierto el dicho de que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.
La película no escatima tiempo en mostrar también el drama familiar que sufre la pareja que, con muchos hijos y duramente castigada por los continuos despidos de Walesa de sus respectivos trabajos y sus largas estancias en prisión, tiene que salir adelante entre la miseria que sufre el pueblo polaco. Una representación que refleja las dificultades que sufrían en general todas las familias polacas durante la ocupación, abocadas a la pobreza por la precariedad económica y laboral.
En la película hizo falta alguna escena que represente los históricos encuentros de Walesa con Juan Pablo II. Otro personaje también clave en la consecución de la libertad en Europa del Este y de quien el líder del sindicato cristiano llegó a asegurar que “no sabría concebir mi existencia ni la de Solidaridad sin la figura de un magnífico polaco y un gran hombre: Juan Pablo II”.
Una relación entre el papa y el Premio Nobel que se deja entrever en la película de una forma ligera y casi testimonial, al igual que su vertiente religiosa. Pese a que el personaje lleva siempre durante el film la imagen de la Virgen de Czestochowa en la solapa, icono que también cuelga de la pared de su casa junto a un retrato del papa Wojtyla, la implicación cristiana de Walesa, clave en el personaje, es poco explotada y casi instrumental: “Es católico y padre de familia, a él le harán caso”, afirman durante la película sus compañeros sindicalistas.
Tráiler oficial:
seryhumano.com / Lluis Llaquet
Fuente: forumlibertas.com