No es una novedad que la figura del Papa esté vinculada a los medios de comunicación, ya sea por la relevancia de su figura como jefe de estado, o como líder de más de 1254 millones de católicos en todo el mundo, lo que equivale al 18% de la población mundial.
Con motivo de celebrarse el tercer aniversario del inicio del pontificado del Papa Francisco, la Santa Sede ha informado el lanzamiento de la cuenta oficial del pontífice (@Franciscus) en la red social Instagram, y para el primer día con solo dos fotografías posteadas ya supera el millón de seguidores, y más de 200 like, con su respectivos comentarios.
El Papa Francisco es heredero de una tradición mediática en el papado, si bien es cierto que es el primer pontífice en Instagram, no lo es en el mundo de las redes sociales, el Papa Benedicto XVI en diciembre del año 2012, meses antes de su renuncia, lanzó la cuenta @Pontifex, luego fueron borrados sus tweets y adaptaron el avatar con la imagen de Bergoglio.
En este sentido, no fue la primera iniciativa de la Santa Sede de intentar ponerse al día con el uso y presencia en redes sociales, en el año 2009 de la mano del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, se lanzó el esfuerzo comunicacional electrónico: “Pope to you”, que consistía en un perfil en Facebook que ofrecía la posibilidad de compartir con otros usuarios, en esa red social, o vía correo electrónico, imágenes y mensajes del Papa, a través de postales.
Contrariamente como sucedió con otros medios en el siglo pasado, la Iglesia tardó en aterrizar definitivamente en el uso de las redes sociales, si se compara con el novedoso gesto del Papa Pío XI cuando pidió a Guillermo Marconi la creación de la Radio Vaticana en 1931.
Los papas y los medios siempre han caminado juntos, el primer registro cinematográfico más antiguo que se conoce fue con el Papa León XIII en unos pocos segundos de un film que captó al pontífice en los jardines del vaticano en 1896.
La historia reciente recuerda también la participación de la Iglesia en la reflexión de los medios, en 1936, Vigilanti Cura de Pío XI, en el que denunciaba la corrupción y moralidad de los medios masivos específicamente en el cine, por lo que hizo un llamado de advertencia a los obispos del momento a clasificar moralmente el contenidos en las películas.
Seguidamente en 1947 el Papa Pío XII instituye un dicasterio en la Curia Romana denominándolo: Comisión Pontificia para la Cinematografía, Didáctica y Religiosa, aunque sólo fue de tipo Ad Experimentum, era el primer organismo del Vaticano encargado de los medios masivos, específicamente del cine. Sin embargo hizo falta dos cambios de nombre para su institución definitiva, en 1952 era la Comisión Pontificia para la Cinematografía y en 1954 Comisión Pontifica para el Cine, la Radio y y la Televisión. Esto quizás fue el caldo de cultivo para que el mismo Papa Pacellí escribiera la Encíclica Miranda Prorsus en 1957.
Por su parte Juan XXIII dotó esta Comisión Pontificia sobre el Cine, la Radio y la Televisión en 1959 del carácter permanente y encargó registrar y conservar alguna toma histórica de la vida de la Iglesia, también agregó la misión de la prensa, aunque L´Osservatore Romano tenía su propio tiempo de vida.
Ese mismo año, la Sagrada Congregación de Preparación al Concilio desarrolló una Comisión Interna de Medios Modernos para el Apostolado, que según el escritor español Javier María Pascual, se reunió en dos oportunidades 1959 y 1960, y fue el germen para el decreto Conciliar, Inter Mirifica de 1963, que a pesar de ser preparado como Constitución Apostólica, muchos afirman que la maniobra diplomática del Papa Montini logró su publicación en esa su primera sesión.
Luego Pablo VI, decidió continuar con el trabajo del Concilio Vaticano II y constituye un Comité Conciliar de la Prensa, lo que fue el inicio de una Pontificia Comisión para la Comunicación Social de 1964.
Fue sin embargo Juan Pablo II en 1989 que convierte la comisión en Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, con la reforma de la Curia Romana de la Pastor Bonus, adaptándose a los cambios propuestos por la implementación del Código del Derecho Canónigo.
Sin embargo, no fue el primer gesto mediático del Papa Polaco, en 1983 crea el Centro Televisivo Vaticano, y de la mano del Pontificio Consejo, publica varias reflexiones sobre el uso de la tecnología y el internet, como fueron los documentos de Ética en Internet, la Iglesia y el Internet y la Carta Apostólica “El Rápido Desarrollo” que fue el último documento magisterial publicado por el pontífice.
Son muchas y diversas las iniciativas emprendidas en los últimos años, desde la plataforma informativa unificada de News.Va, pasando por el canal en Youtube Vatican, hasta el desarrollo de App (The Pope App) y aplicaciones para teléfonos y dispositivos electrónicos inteligentes, y la evolución misma del portal de la Santa Sede.
Francisco sigue escribiendo la historia, y con la creación de la Secretaría de la Comunicación, ha desaparecido el Pontificio Consejo Para las Comunicaciones Sociales, redimensionando su radio de acción y el desarrollo de la política y estrategia comunicacional de un pontífice, que aterriza en este nuevo escenario virtual y fotográfico del Instagram.
seryhumano.com / Rixio G Portillo
domusecclesia.wordpress.com