¿Conoces el mindfulness? ¿No? Bueno, eso puede ser porque toda la vida se le había llamado estar en un estado meditativo o contemplativo (derivado de la meditación o meditación contemplativa) donde eres más consciente de lo que te pasa.
El mindfulness es el concepto occidentalizado de lo que todos los centros de yoga del mundo llevan haciendo 3000 años: poner más consciencia en nosotros mismos y de ese modo liberar nuestra mente de pensamientos nocivos.
Haciendo esto, el objetivo esperado es disfrutar más de nuestro día a día.
La pregunta es: ¿Se consigue también esto con la Programación Neurolingüística (PNL)? Para mí la respuesta es sí. De hecho, una de las respuestas a la pregunta de para qué sirve la PNL, es que es una herramienta para traer más consciencia sobre cómo sentimos, pensamos y actuamos.
La diferencia es que el mindfulness persigue directamente el conseguirlo a través de procesos meditativos y de relajación, o de toma de consciencia en el día a día.
Por otra parte, la PNL lo que busca es poder obtener un modelo de cómo se relacionan los diferentes elementos (emoción, cognición o pensamiento y conducta) para poder realizar cambios de manera que podamos conseguir nuestros objetivos.
Dicho de otro modo, mientras en el mindfulness se espera que por observación y meditación, consigamos obtener mayor consciencia de lo que nos pasa y de algún modo cambiarlo, en PNL se busca poder analizar en detalle y ofrecer herramientas para cambiarlo.
Además en PNL, se dan herramientas específicas para poder tener la habilidad de entrar y salir de diferentes estados de consciencia. Es decir, ya que el estado relajado o el estado motivado no dejan de ser estados emocionales, se puede entender cómo generarlos a voluntad, y por lo tanto, se pueden acceder a ellos de un modo más rápido y absolutamente controlado.
La principal diferencia, es que la PNL no es un procedimiento de actuación o no establece pasos, metodologías, directrices o fórmulas de éxito. El mindfulness persigue el fin de que puedas relajarte y ser más consciente siguiendo unos pasos.
La PNL de por sí, es una herramienta de toma de consciencia por análisis de elementos y además ofrece herramientas para cambiar. Busca que tú puedas decir cómo sentirte a cada momento, ya sea relajado, optimista, feliz o motivado.
Mientras que en Mindfulness el resultado último es el fruto de una práctica de consciencia y de meditación, en PNL el resultado es el que tú escoges después de haber entendido tus procesos mentales y emocionales, haber definido tu objetivo y de haber realizado los cambios para poder acercarte a lo que quieres.
Por lo tanto, un PNLista tiene más herramientas para conseguir los resultados que también se pueden conseguir sólo con mindfulness y de un modo más rápido que alguien que no las posea.
De todos modos, el mindfulness (o meditación de toda la vida) es una herramienta que por fin (después de 3000 años de práctica) está empezándose a demostrar científicamente que es buena para nuestro organismo.
Por lo tanto, meditar cada día, ser más consciente de lo que hacemos, sentimos y pensamos es muy recomendable y saludable.
Si además, tenemos herramientas poderosas como las que ofrece la PNL, y que se pueden aprender en los distintos niveles de cursos de PNL, para cambiar aquello que nos gusta y para acceder a estados realmente profundos de meditación, escogiendo el qué, el cuándo, y el cómo, pues mucho mejor.
Cuenta el creador de la PNL Richard Bandler que mientras realizaba un viaje por la India, quiso conocer a un gurú. Este hombre se pasaba el día meditando y era capaz de hechos extraordinarios por lo que los anfitriones de Bandler le llevaron a través de la selva para que lo conociera.
Al llegar ahí, Bandler se quedó asombrado de todo lo que podía hacer ese señor y la profundidad de sus estados meditativos. Cuando le preguntó si él podía aprender todo aquello, el gurú le dijo que para ello se debía convertir en su discípulo y que con los años lo conseguiría. Richard Bandler le dijo que no tenía tiempo para eso y le pidió que le explicara que hacía para entrar en esos estados y conseguir esas proezas mentales, que él con las herramientas de la PNL, ya lo modelaría para poder repetirlo.
Al fin y al cabo, la meditación es un proceso mental que ni todo el mundo hace igual ni a todo el mundo le sirve del mismo modo, pero que utilizando la PNL, se puede aprender y adaptar a las necesidades de cada uno y por lo tanto, dominar.
En conclusión, quien practica la PNL puede llegar a hacer mucho más que mindfulness.
seryhumano.com / Xavier Pirla