Los médicos de Dell Children’s Hospital (Texas), no encuentran ninguna explicación a este milagro que se ha vivido en el campo de la medicina. Un tumor cerebral que era del todo inoperable.
La información que fue publicada en «12 News», resumen en palabra de la doctora Virginia Harrod, que esta enfermedad llamada glioma pontino intrínseco difuso, GPID, por sus siglas en inglés, causa la «disminución de la capacidad para tragar, a veces pérdida de la visión, disminución de la capacidad para hablar, y eventualmente dificultad para respirar».
Todos esos síntomas son de aparición progresiva, es decir, al principio puede afectar algún par craneal, como parálisis de algún músculo del globo ocular dando como resultado una diplopía (visión doble), o tractos específicos, motores o sensitivos, donde el paciente comienza a notar problemas en dichas áreas, motivo por el cual acude a la consulta médica.
Pese al enorme desarrollo que ha vivido la ciencia y el campo de la medicina en los últimos años, no son pocos los casos en los que una enfermedad tremebunda se consigue finalmente curar. Diagnósticos que dan pocas esperanzas de vida que se acaban tornando en años y años de buena salud. Pero lo que no se recuerda en Texas es un caso parecido al de Roxli Doss, una niña de 11 años a la que se le diagnosticó GPID, que se presenta en el tronco encefálico, y enigmáticamente se ha volatilizado sin dejar ningún rastro. Un maligno contendiente que, sin saber cómo, ha desaparecido del cerebro de Roxli.
La niña había pasado semanas en tratamiento de radiación para controlar el desarrollo del tumor, pero sus padres, desesperanzados en su recuperación, se ceñían a un hipotético milagro. Como de hecho sucedió. La doctora Harrod comentó además que: «Cuando vio por primera vez la resonancia magnética de Roxli, fue realmente increíble». No había rastro. «El tumor es indetectable en el estudio imagenológico, que es realmente inusual». Un milagro inexplicable.
¿Cómo diagnosticar el GPID?
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Marco Estereotáxico para toma de biopsia
El artículo no precisa si a la paciente se le practicó una biopsia de la lesión con marco estereotáxico, pero en la actualidad se diagnostica realizándole un estudio de resonancia magnética, la cual fue indicada a Roxli.
Este estudio por imágenes prevalece para el diagnostico de dicha patología en particular y en especial para pacientes pediátricos. Porque para los adultos se requerirá otros métodos para poder precisar el tipo de lesión, como tumores metastásicos, desmielinización, infecciones, granulomas, malformaciones o hematomas, entre otros.
Es de hacer notar que los tumores del tronco encefálico en los niños representan entre el 10 y el 20% de todos los tumores cerebrales pediátricos; son menos comunes en los adultos (Schmidek, 2017).
En mi experiencia la supervivencia de este tipo de lesión tiene una media de entre cinco y siete años en adultos, pero en el caso de los niños es de mucho menos, que va entre uno a tres años.
En el caso de Roxli Doss, la fe ha superado con creces a la ciencia, haciendo realidad un verdadero milagro de Navidad.
seryhumano.com / Dr. Juan E. Kiklikian *
*Neurocirujano