Cultura del Ser

Usando el telescopio Event Horizon, los científicos obtuvieron una imagen del agujero negro en el centro de la galaxia M87, delineada por la emisión de gas caliente que gira a su alrededor bajo la influencia de una fuerte gravedad cerca de su horizonte de eventos.
Créditos: colaboración de Event Horizon Telescope

Los agujeros negros son astros con campos gravitatorios tan potentes que nada, ni la luz, puede escapar de ellos. Crecen engullendo los astros que se les acercan y que, una vez cruzado el llamado horizonte de sucesos, no pueden regresar al universo exterior.

Un agujero negro supermasivo, lo más parecido al Ojo de Mordor que hay en una galaxia, ha sido fotografiado por una comunidad de astrónomos.

La imagen, hecha pública hoy por el consorcio Event Horizon Telescope (EHT), confirma la existencia de estos desconcertantes astros predichos por la teoría de la relatividad de Albert Einstein y ayudará a aclarar cómo funcionan.

Los científicos lo han descrito como «un absoluto monstruo«.

Este es un momento histórico. Transformará nuestra comprensión de los agujeros negros”, ha declarado la astrofísica France Córdova, directora de la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU., en una de las ruedas de prensa en que se ha presentado el avance, celebrada en Washington y retransmitida por internet.

La imagen corresponde al agujero negro central de la galaxia M87, un monstruo con una masa equivalente a 6.500 millones de soles. En ella puede apreciarse el disco oscuro del agujero negro rodeado por un anillo de luz que es más brillante en la parte inferior que en la superior.

El anillo está formado por materia que gira a muy alta velocidad alrededor del agujero negro. La parte más clara corresponde a materia que está girando en dirección hacia la Tierra, mientras que la parte oscura corresponde a materia que se está alejando.

El consorcio observó estos dos agujeros negros durante diez noches en abril de 2017 con una red de ocho radiotelescopios situados en Norteamérica, Sudamérica, Europa, la Antártida y Hawai. Estos ocho observatorios, que apuntaron al centro de la Vía Láctea y de la galaxia M87 simultáneamente sincronizados por relojes atómicos, actuaron en la práctica como un único radiotelescopio con un diámetro equivalente al de la Tierra. Han hecho falta dos años de trabajo para analizar la enorme cantidad de datos recogidos en esas diez noches de observaciones.

De cara al futuro, está previsto continuar las observaciones directas de agujeros negros, que se convertirán en un nuevo campo de investigación astronómica. La red del EHT se amplió el año pasado con un noveno radiotelescopio situado en Groenlandia -aunque hoy no se han presentado datos de la campaña de observación de 2018, que aún se están analizando- y este año se ampliará con un décimo situado en Arizona.

Más adelante, “queremos ir al espacio”, ha declarado Sheperd Doeleman, astrofísico de la Universidad de Harvard (EE.UU.) y director del consorcio EHT, que previsiblemente ganará el premio Nobel de Física en algún momento de la próxima década por el descubrimiento presentado hoy. Un telescopio espacial permitirá observar agujeros negros sin perder la información que queda filtrada por la atmósfera de la Tierra. “Como en todos los grandes descubrimientos, esto es solo el principio”, ha anticipado Doeleman.

seryhumano.com

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