El Ser y YO

“La verdadera nobleza consiste en saber valerosamente sufrir por los demás y no permitir que los demás sufran por nosotros.”

Thomas Carlyle

La nobleza se considera como una clase social compuesto por individuos que tienen un ancestro real que los coloca en tal posición en la sociedad. Popularmente conocidos como nobles.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), luego de variopintas acepciones de la palabra indica que, en la república de Venecia, la nobleza era el título de honor con que se distinguieron los descendientes de las 16 familias que dieron principio a su aristocrático gobierno.

Pero de eso puedes buscar mucha información en papá Google e enciclopedias que detallan qué, dónde, cuándo y quiénes la conforman aun en la actualidad. En este post hablaré acerca de la dignidad del valor humano que constituye la nobleza en sí.

De modo que, en el ámbito de los valores humanos, se conoce como Nobleza a la capacidad que tiene el ser humano para entender y propiciar el bienestar propio y de sus semejantes, a través de otros valores como la empatía, la solidaridad y el amor.

De esta forma, una persona que practique la nobleza procurará siempre escuchar y comprender a las personas de su entorno, a fin de ser solidarios y ayudarlos en aquello que necesiten. Igualmente, una persona noble será aquella que siempre estará alerta de los estados de ánimos de sus familiares y compañeros, a fin de acudir en apoyo de aquellos que estén atravesando momentos de tristeza.

Así mismo, el valor de la nobleza incluye la capacidad de poder perdonarse a sí mismo, y a otros, que se hayan o no disculpado. En este sentido, noble será aquel que esté dispuesto a ayudar a alguien así estén disgustados o el otro le haya ofendido sin pedir perdón nunca.

Un valor por sí mismo importante

Por otro lado, algunas disciplinas como la psicología han señalado el impacto individual que tiene el valor de la nobleza. En sintonía con esto, profesionales del comportamiento humano han indicado que en la medida en que un ser humano integra la nobleza dentro de su sistema de valores, será una persona percibida por su entorno como un ser comprensivo, accesible y solidario, generándole relaciones interpersonales sólidas, basadas en la amistad y la cooperación, lo que a la larga también se traducirá en una alta autoestima y en el fortalecimiento de la alegría y la felicidad.

Desde un punto de vista más social, los psicólogos también han descrito los beneficios que presenta una sociedad donde la mayoría de sus miembros practiquen el valor de la nobleza, pues según lo indicado será una comunidad que establezca relaciones interpersonales positivas y de cooperación, que produzca una unión en la comunidad, haciéndola avanzar en conjunto hacia estadios de solidaridad, que vayan reduciendo los índices de inequidad o desamparo. De tal modo, por ser un valor estrechamente relacionado con la capacidad de perdonar, será también una sociedad donde las personas no guarden rencor ni busquen venganza, alejándose así de escenarios de violencia, y por el contrario se acerque a la armonía.

¿Cómo se adquiere la Nobleza?

A pesar de que el valor de la nobleza es un hecho natural e inherente al ser humano, la psicología ha señalado la pertinencia e importancia de enseñarlo y estimularlo en los niños, desde las primeras etapas de la infancia, a fin de formar adultos que sean conscientes de la necesidad de que tanto ellos como los otros sean felices y vivan en un estado de bienestar. Igualmente, los niños deben aprender desde temprano la capacidad del perdón, así como lo útil de no engancharse en sentimientos como el rencor, el odio o la venganza, pues con estos, no sólo daña a los otros, sino se hará daño a sí mismo.

No obstante, algunos padres y maestros pueden llegar a sentirse un poco desorientados a la hora de inculcar y cultivar el valor de la nobleza en los más pequeños. Tomando en cuenta esta situación, la psicología también ha ideado algunas estrategias que pueden colocarse en práctica, como las que indico a continuación:

Enseña con el ejemplo

Como siempre que se trata de la enseñanza de una actitud o valor, la mejor herramienta será el ejemplo. De esta forma, un niño que crezca viendo cómo sus padres son empáticos y solidarios entre ellos, así como con los otros de su entorno, conocidos o no, será un infante y un adulto que tenga conciencia de las emociones y situaciones de sus semejantes, al tiempo que buscará ayudarlos en sus situaciones difíciles.

Acompaña con las emociones

Igualmente, es importante que los padres acompañen emocionalmente a sus hijos de forma constante. Es decir, si el niño (aún y sobre todo en sus etapas más tempranas) consigue un triunfo o muestra un dibujo, los padres deben celebrarlo. Por el contrario, si el niño se cae o se siente enfermo, los padres deben estar ahí para consolarlo, darle contención y ayudarlo. De esta forma el niño crecerá sabiendo la importancia que tiene celebrar con otros los triunfos, así como la relevancia de acudir en apoyo de alguien que manifiesta tristeza o dolor. En la medida en que los padres acompañen a su hijo en sus momentos importante emocionalmente hablando, el niño irá cultivando en él el valor de la empatía y la solidaridad.

Asígnales un nombre a las emociones

Es por eso que la psicología considera que desde temprano los padres ayuden a su hijo a identificar sus emociones. Es decir, que cuando el niño es apenas un bebé, cuando éste llora, se le debe abrazar siempre y preguntarse qué es lo que le pasa. Por ejemplo, si un bebé tiene cólicos, la madre además de procurar el alivio gástrico del infante, para consolarlo, puede decirle con voz suave “está bien mi amor, lo que tienes es dolor de estómago”. Igualmente, cuando el niño comienza a caminar y se cae, se le debe explicar que se ha caído y que siente dolor, pero que sus padres están ahí para cuidarlo. De esta forma el niño aprenderá a reconocer sus emociones, y por ende podrá reconocer e interesarse por las emociones de otros.

Los libros siempre podrán orientarnos

Algunas fábulas y cuentos, son herramientas imprescindibles para ilustrarle al niño la importancia de practicar este valor, siempre que contenga un lenguaje sencillo, adecuado para los más pequeños.

Alguna vez te has preguntado, ¿qué tan noble eres en tu día a día?

Coméntame, además, ¿qué piensas de la nobleza como valor humano?

seryhumano.com / Yosmar Herrera

Con información de El Pensante

Deja un comentario