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Texto extraído de un HILO en Twitter de la cuenta de Zaya de Méndes, consideramos que está demasiado bueno para no ser compartido y publicado en nuestra revista. El escrito es un punto de vista muy poderoso.
Cada vez que alguien dice aquello de: «lo que criamos, tenemos«,me acuerdo de ese montón de psicópatas que andan por ahí arruinando las vidas de los demás y me doy cuenta la responsabilidad que tenemos los padres de criar hijos que no sean una carga para el resto. Cuando un padre no es responsable en criar a sus hijos con valores, está contribuyendo en el desgaste moral de la sociedad que le tocará vivir a su hijo y peor aún, está condenando a los demás a tener que convivir con su hijo. Un niño que crece sin límites, primero será el «mano suelta» de la guardería, después el pequeño dictador de la escuela y se convertirá en el «mala conducta» de bachillerato y, si la vida no lo enseña, que a veces ocurre, será el adulto insufrible y el anciano insoportable por quien sufrirá toda una familia.
El problema de todo esto no es otro sino que en cada una de esas etapas, esa persona irá dejando su sello en la vida de otras personas y a veces, ese sello, también puede ser una herida. Si usted como padre no enseña a su hijo a respetarlo, difícilmente ese niño respetará a otras personas.
Si usted no enseña a su hijo a proteger a los más indefensos, es muy probable que su hijo crezca abusando de los más débiles.
Si usted no enseña a su hijo a tener responsabilidades, su hijo crecerá siendo una carga para todos los que le rodean.
Si usted cede ante todas las manipulaciones de su hijo, estará haciendo de él una persona chantajista, o en el mejor de los casos, un frustrado porque no todos cederán ante sus manipulaciones.
Si usted no enseña a su hijo a entender que las acciones tienen consecuencias, su hijo crecerá creyendo que los demás también tienen la obligación de perdonar todo y, le estará condenando a un despertar muy amargo.
Si usted le da absolutamente todo lo que su hijo pide, incluso aquellos que no puede dar, prepárese para cuando él compre todo lo que quiera, incluso lo que no puede costear. Si usted no le enseña a su hijo a no meterse en conversaciones de adultos, disfrute cuando sea ridiculizado por él frente a otros adultos. Si usted no enseña a su hijo a respetar la autoridad de la casa, prepárese para que sea su pequeño dictador quien imponga las normas.
Si usted no enseña a su hijo a ser agradecido, no se ofenda cuando los demás no quieran ofrecerle nada. Si usted deja que su hijo le grite, no se sorprenda cuando le meta un trancazo. Si usted no enseña a su hijo a que todo tiene un precio, su hijo crecerá sin saber el valor de nada. A mí me criaron «a la antigua«.
Mis padres no eran de chancletazos, ni de correas pero me bastaba con ver sus caras para saber si me había pasado de la raya. No tuve demasiadas cosas porque aun pudiendo comprarlas, me enseñaron a ganármelas.
Más de una vez me pellizcaron la oreja y me dieron sermones.
A veces tenía o creía tener la razón y me quedaba callada.
Crecí en la época del: «usted se calla«, «cuando tengas a tus hijos los crías como quiera«, «no abra la nevera en casa ajena«, «agarra solo una galleta del plato de la visita» «y se me va de ahí«, «no pida» «se come todo o no hay postre«, «lo hace porque sí«, «no es no«, «pídale permiso a su papá«, «fulanita es fulanita y usted es usted«, «se hace la tarea ya«, «usted no puede ver esa película porque es para grandes«…
Y de esa manera en la que fui criada me dejó grandes enseñanzas:
1. Aprendí a respetar a los mayores.
2. Aprendí a respetar lo ajeno.
3. Entendí que hay una edad para todo.
4. Aprendí a no compararme con nadie, algo fundamental para no ser envidiosa.
5. Aprendí a no manipular y a no dejarme manipular por nadie.
6. Aprendí a amar de verdad y no por interés a esos dos seres que me criaron.
7. Aprendí a que es realmente fácil convivir con mis hermanas porque todas conocemos los límites y nos amamos desde el respeto.
Crecí sin traumas y soy de esa parte de la sociedad que no siento miedo hacia mis padres y mucho menos hacia mis hijos.
seryhumano.com / Zaya de Méndes