Dirigida por Michael Moore
Opinión de Darragh O’Dwyer
Para muchos trabajadores y jóvenes que buscan comprender los horrores del capitalismo moderno, los documentales de Michael Moore a menudo sirven como una introducción accesible. Fahrenheit 11/9, su película más reciente y quizás políticamente más nítida, será igualmente bien recibida por aquellos que buscan familiarizarse con la sociedad estadounidense en la era de Trump.
Raíces materiales de Trump
Moore describe cómo la presidencia de Trump no cayó de la nada. El caos que la América corporativa ha causado en las últimas décadas, creó las condiciones para Trump.
Su campaña aprovechó la ira acumulada de una capa de votantes blancos de clase trabajadora y pobres que habían experimentado los efectos brutales de las políticas neoliberales por parte de demócratas y republicanos por igual. Junto con viles chivos expiatorios racistas, salpicó sus discursos con una retórica antiestablecimiento que parecería ponerlo del lado del trabajador promedio en contra de «las ventas en Wall Street como Hilary Clinton«.
Quizás un factor más importante para entender la victoria de Trump fueron los 100 millones que no acudieron a votar. Moore atribuye la culpa al abrazo generalizado del neoliberalismo por parte de los demócratas, particularmente su deriva hacia la derecha bajo Clinton. Es comprensible que una gran parte de los trabajadores y jóvenes estadounidenses permanezcan apáticos durante las elecciones, ya que no ven ningún partido que represente sus intereses.
Lucha de la clase trabajadora
Sin embargo, Fahrenheit 11/9 ofrece una descripción optimista de la radicalización que actualmente tiene lugar en muchos sectores de la sociedad. Desde la huelga de docentes de West Virginia de 2018, que vio un movimiento militante de base ganar un aumento salarial del 5% (no solo para los docentes sino para todos los trabajadores del sector público), hasta la protesta Marcha por nuestras vidas que atrajo a más de 1.2 millones de jóvenes personas en la calle en contra de la violencia armada, cada vez más están sacando conclusiones de gran alcance sobre la naturaleza del sistema y la necesidad de luchar por el cambio. Moore saca esto a relucir con entrevistas íntimas con aquellos activos en el terreno.
Demócratas de izquierda
Este cambio de conciencia ha recibido expresión política en forma de demócratas de izquierda como Alexandria Ocasio-Cortez y Rashida Tlaib, quienes hacen acto de presencia. Moore también se sienta con Bernie Sanders, cuya campaña de 2016 para una revolución política aprovechó la ira masiva de millones de trabajadores y jóvenes.
Aunque Fahrenheit 11/9 no tira golpes al exponer el papel pernicioso del Partido Demócrata, y particularmente a Obama allanar el camino para Trump, Moore parece detenerse antes de abogar por la formación de un nuevo partido obrero. En un momento, Tlaib refleja la opinión de muchos cuando dice que todavía no está lista para alejarse del partido demócrata, pero que está tratando de reclamarlo, aunque no está claro si estos son los propios puntos de vista de Moore.
Una nueva fiesta
Sin embargo, el Partido Demócrata, un partido capitalista, firmemente casado con las grandes empresas, nunca puede representar los intereses de los trabajadores. Como el propio Moore lo muestra vívidamente, la oferta principal de Sanders en 2016 vio al Comité Nacional Demócrata (DNC) retirar todas las maniobras antidemocráticas para descarrilar su intento de ser el candidato presidencial.
Sanders rompiendo con los demócratas y postulándose como independiente podría haber sentado las bases para el partido obrero tan desesperadamente necesario. Libre de influencia corporativa, con líderes democráticamente responsables y armados con un programa socialista, tal partido podría unir las diversas luchas de la clase trabajadora y oprimido para desafiar adecuadamente a Trump y al sistema que representa.
seryhumano.com
Tomado de socialistparty
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