Por Migdalia Nieves
Un amanecer prometedor…
a mediodía las calles se llenaban de manifestantes…
La tarde estaba gris
un cielo cubierto de humo…
Había pasado pocas horas,
mis emociones ya estaban encontradas…
¡Cuánto ruido ocasionado por la
fuerza humana sobre las cacerolas!,
retumbando en los oídos, junto a los gritos y consignas de los vecinos…
Caía la noche
el fuego consumía la ciudad,
la mezcla de miedo e impotencia
se apoderaba de mi ser…
Quería volar como las aves…
¡Cuántas cosas pasaron por mi mente…!
¡Cuántas preguntas me hacía!
¿A dónde se fueron las aves?
¿Cómo se sentirían los animales en ese momento?
¿Qué pasaba por la mente de los niños inocentes?
¿Qué sería de aquella parturienta que su niño llegaba en medio de la tormenta?
¿Cómo se sentían los abuelos, cuando venían a sus mentes algunos recuerdos del pasado?
El solo hecho de imaginarme cuántas plantas con sus flores fueron maltratadas, sentía dolor…
y sobre todo ¿qué pasaba por la mente de esos seres que pedían mejoras, destruyendo salvajemente todo lo que estaba al paso…?
¿Por qué descargar sobre inocentes lo que supuran las heridas mal sanadas?
¡Protesten! Sí… pero con una serena aceptación de la realidad.
Total, la vida sigue, sigue saliendo el sol, siguen cantando los pájaros, siguen riendo los niños.
Y yo sigo pensando ¿qué voy hacer con mi tribu?
seryhumano.com / Migdalia Nieves
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