El Ser y YO

Por José Briceño
El

Una de las mayores virtudes de hacerse mayor es que comienzas a ver la vida desde otra perspectiva, los cientos de revolcones y malas decisiones o quizás buenas pero con información errónea van dejando huella en la psique hasta volverte quizás algo cínico, claro, no a todos les sucede, hay quienes se fabrican un mundo de fantasías más pleno de amarguras nacidas del desencanto que de aprendizajes, lamentablemente eso sucede en la mayoría de los casos, al parecer es parte de la naturaleza humana evitar mirarse al espejo de los defectos para terminar imaginándose virtudes inexistentes, son los mismos que se agrupan bajo creencias determinadas para atacar a todo aquel que no milite en sus filas como si de enemigos jurados se tratase.

Hace poco fui acusado de ser poco empático con algunas causas…

Hace poco fui acusado de ser poco empático con algunas causas, como respuesta a esa acusación no pude hacer más que sonreír, uno de los aprendizajes más importantes de la vida es que al final no le importas mucho a nadie que no tenga alguna cercanía contigo, como los amigos de años, la familia cercana con sus claras excepciones porque a veces ni los hermanos aplican en eso de la empatía, es más, muchas relaciones se rompen cuando la fantasía del amor se disipa para dejar claramente visible el inmenso desierto de las faltas humanas por lo que la empatía, tan común en el enamoramiento, termina en peleas que llevan al rompimiento sin solución posible.

De eso viven los abogados, así se suman también algunos que suponemos deberían estar en la misma longitud de onda y, así muchos que hasta golpes de pecho en defensa de una causa que suponemos común dan la espalda bajo excusas que van desde no tener tiempo hasta pedir paciencia pues pronto llegará la ayuda, sin olvidar claro la conspiración universal en pos de sus deseos miran que en los años cuarenta del siglo pasado, millones de seres humanos se disecaron al sol del verano europeo esperando la ayuda que llegó tarde por cierto.

He terminado por pensar que la empatía forma parte de esa cadena de normativas sociales que muchos asumen más por obligación que por gusto, tan obligatoria como saludar a los compañeros de trabajo o ser responsable con los hijos, esto último, por cierto, no es una regla pues sé de muchos hombres y mujeres que dejan al garete a sus hijos por razones tan nimias como “disfrutar la juventud” como si tener hijos fuese algo que haces por accidente, a menos claro, que sea una violación pero, en ocasiones es simple irresponsabilidad por parte de los padres de ese niño, en fin, la cosa es que ser empático, benevolente, caritativo, preocupado por el prójimo, muchas veces es solo una pose para ser socialmente aceptado.

En estos tiempos está muy de moda ser fanático de algo, sentirse parte de algún movimiento, tener lástima de un grupo específico, usar una pose para sentirse parte de algo como ser tigreros, magallaneros, madrilistas o cualquier otro deporte. También está de moda decirse conservacionista, vegano, feminista, abortista, promarihuana, antimarihuana, pro alguna vaina, regetonero, rockero, salsero, merenguero, emo, otaku, fan de star wars, cristiano, católico, evangélico, socialista, comunista, proyanqui, antiyanqui, prochino, militarista o de muchos otros “istas” (o ismos sin importar mucho lo anacrónico o absurdo del asunto) que se me escapan.

Pero lo que tienen todos en común es que piden respeto para sus ideologías desde una posición…

Pero lo que tienen todos en común es que piden respeto para sus ideologías desde una posición que se asemeja mucho al resentimiento gratuito, en muchos casos, dirigido hacia quienes no comparten sus gustos. Como a estas alturas no pienso ser fanático más que de las mujeres bellas e inteligentes, el sueño confortante, el café, los cigarrillos de mi marca preferida, el porro calmante del fin de semana, varias cervezas muy frías que incluyan conversa interesante, los buenos libros que puedo comprar, mi familia y por supuesto de mi brillante hija (claro que no todo en este mismo orden, ni en la misma proporción) llegando a sentir que han dejado de interesarme las pasiones inútiles, no es que las pocas que conservo son muy útiles a la humanidad, pero son las que me reconfortan. El asunto es que he decidido ignorar todo eso que me parece una pasión improductiva, pues creo que no tiene sentido utilizar el escaso tiempo de vida que tengo en hacer militancia en nada que no me deje alguna ganancia, así sea emocional.

En el fondo toda militancia deja dividendos a alguien más, los fanáticos del deporte mueven una industria mil millonaria entre licores, entradas, transmisiones, material POP, mercadotecnia y por supuesto hacen millonarios a un selecto grupo de personajes al que ningún fanático ultroso tiene acceso, mientras que hay infelices en bares, tabernas, estadios y hasta ancianatos peleándose por decidir cuál equipo/jugador/corredor/peleador es el mejor en tal o cual liga; lo más gracioso es que luego de tal pelea el mundo no cambia ni un poco.

Misma cosa sucede con la política, donde para más crueldad esos mismos que se asumen salvadores de la humanidad terminan tiranizándola, mientras millones de fanáticos hacen su trabajo, un grupo bastante reducido se hace milmillonario en tanto el resto se empobrece, esos son más dañinos pues hacen sus guerras, matan, y todo para mantener a sus ídolos en posiciones de poder, con los demás ismos o istas , pues sucede lo mismo en mayor a menor proporción, desde la industria de lo orgánico, las editoriales que publican los bodrios dirigidos a sus grupos focales, los políticos (otra vez) que apoyan tal o cual elección de vida, ONG´s que hacen trabajo social como máscaras para que otros apalanquen sus ganancias, marcas de ropa (esos son otros omnipresentes), en fin, tras todo fanatismo hay una industria que saca dividendos exacerbando el benevolente odio de los que asumen tener la razón en contra de los equivocados que los adversan.

Si lo llevamos a un plano más personal el asunto se vuelve álgido, ya que, dependerá entonces de otros factores donde el ego manda, lo que sumado a los factores antes descritos hacen peor el asunto sobre todo porque esas mayorías se desviven por demostrar que son mejores que alguien en alguna cosa sin importar lo nimia que esa sea, hasta por eso se construyen imperios económicos basados en cosas sin real importancia como las fulanas socialites cuyo único valor es ser bellas y representar un estilo de vida inalcanzable para el 99% de los fanáticos que consumen sus productos.

Desde hace un rato y porque así lo he decidido, no me interesan muchas cosas ni mucha gente, por quien se gana mi cariño hago lo posible sin esperar nada a cambio, de hecho uno de mis axiomas de vida es que prefiero “no desear y ser sorprendido que esperar para ser decepcionado”, no me importa en lo más mínimo la vida personal de nadie en absoluto, a menos que sea mi hija, en cuyo caso tengo la dispensa de ser un padre preocupado y responsable, jamás le doy un segundo pensamiento a nada que no me afecte ni me interesa saber sobre nada que no me incumba, eso incluye desde pasiones inútiles hasta las actividades extramaritales de mis compañeros de trabajo, las preferencias sexuales, cual o tal deporte de moda, la salud del Papa (aunque en lo personal me desagrada el hombre por comunista sangrón).

Claro, si puedo ayudar a alguien lo hago simplemente porque me provoca, si me atacan me defiendo, asumo mis culpas sin pudor, si la gente o el sitio me desagradan con apartarme tengo y, si no puedo pues, tampoco tengo el desagradable mal gusto de hacer valer mi opinión a menos que me la pidan, en cuyo caso, pregunto dos veces si en verdad que quieren saber lo que opino, rara vez digo mentiras y olvido más por indiferencia que por buena gente.

Creo firmemente que si el mundo funcionase así, la cosa seria menos complicada, si la gente fuese en realidad clara en su propósito sin esperar ser reverenciado, la sociedad fuese menos obtusa y más agradable pues, quien es feliz con sus defectos haciendo especial énfasis en evitar daños a terceros, mucho del caos que asumimos como normal no existiría. Imaginemos un mundo donde la gente fuese un poco menos desapasionada con temas insulsos, dedicándose a vivir su vida en paz, por ejemplo.

Asumir que si ganas poco puede ser por dos razones, la primera es que no te esforzaste lo suficiente cuando eras joven y tenías fuerza para estudiar, trabajar y estar en eterno aprendizaje que hiciera tu trabajo especializado o, vives en Venezuela , en cuyo caso igual hay oportunidades siempre y cuando estés dispuesto a aprender cosas nuevas, pero sí en cambio nunca hiciste nada por dejar de ser obrero no te quejes, busca otra opción que ser resentido por asuntos que solo te ocupan a ti, es absurdo.

El fanatismo es generado por el resentimiento y este a su vez es potenciado por la baja autoestima que se tiene cada quien, es cierto que hay personas a quienes la mala suerte parece perseguir con saña pero también lo es, que mucho de los males de la humanidad se deben a la tonta manía de querer ser mejores sin realmente merecerlo, ese es el principal factor de ganancias para las múltiples industrias que están tras las muchas asociaciones de fanáticos, llámense partidos políticos, banderas anti o pro alguna cosa, equipos deportivos, religiones organizadas, hasta opciones sexuales aplican pues, tras cada una de ellas existe todo un entarimado de negocios apalancados en un público especifico que compra su mercadería.

Quizás solo soy un señor con crisis tardía de la mediana edad que en vez de perseguir jovencitas, comprar viagra, lucir una barriga cervecera o creer en algo, ha preferido ser un hombre desilusionado del mundo para cavar una profunda zanja que me separe de él, al final uno nunca sabe con cual cosa loca sale el subconsciente, pero desde que asumí mucho de esto que acá explico (someramente), soy un hombre más tranquilo cuyo único afán es aprender cosas nuevas que me generen los fondos que quiero para las cosas que deseo, que para lo demás hay varios billones de humanos empeñados en amargarse la vida con asuntos que a fin de cuentas son tonterías fundadas en resentimientos propios, gentuza siempre habrá y a esos les revienta que uno los ignore, al final, cuando llegue el final que nos espera a todos, igual seremos parte de la misma composta que alimenta la tierra desde hace millones de años.

seryhumano.com / José Briceño* (@jbdiwancomeback)

*Ganador de varios galardones nacionales y regionales. Exprofesor de fotografía de la Universidad de Carabobo y Universidad Bicentenaria de Aragua. Actualmente dedicado al ejercicio freelance

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