Por Dottie Billington
Cuando comience a llover, deje que llueva. Anónimo
Hace años llevamos a nuestro hijo Mark, entonces de nueve años, a dar un paseo por la montaña. Después de detenernos para pasar un día de campo, a la vera de un caudaloso torrente rocoso, Bill y yo nos relajamos, mientras Mark jugaba en la cercanía. De repente, lo vimos precipitarse de espalda, torrente abajo.
Horrorizados, nos lanzamos sin vacilación a rescatarlo, con el temor de que se estrellara contra una roca. Pero al llegar a la ribera, lo vimos flotar sereno y feliz, como una hoja, deslizándose con la corriente, sorteando los peñascos, sin siquiera tocarlos. No tardó en salir del agua, subir por la ladera y remontar la corriente riendo alegremente, para repetir la aventura.
Esa experiencia se convirtió para mí en una metáfora de la vida: cada vez que empiezo a indignarme y a lamentarme por algo, me imagino relajada, flotando suavemente, y esquivando rocas en torno a mis problemas.
Por ejemplo, es probable que ustedes, lectores, conozcan personas en el trabajo o parientes suyos que a veces se vuelven difíciles, críticos, controladores… sencillamente molestos como acompañantes. De muy poco sirve tratar de calmarlos o de razonar con ellos: no es posible cambiarlos.
Lo que puede hacer es dejarlos en paz, relajarse y seguir su curso sorteándolos y tratando de no atravesarse en su camino… si no física, al menos mental y emocionalmente.
Para avanzar con la corriente, deje ir los sentimientos negativos: enojo, temor, culpabilidad, envidia… cualquiera de esos pensamientos sombríos e inquietantes que tienden a devorarnos, ciertamente mermando nuestro vigor y bienestar.
A veces me sorprendo entreteniéndome en experiencias negativas, y disculpándome con explicaciones como éstas: “Necesito procesar estas cosas”, pero, si las “proceso” demasiado, me recordaré a mí misma que debo retroceder y seguir mi curso sorteando los factores negativos y dirigiéndome hacia el razonamiento positivo y constructivo.
Aferrarse con rigor a la rectitud de las propias ideas, rehusarse a reconocer la legitimidad del pensamiento de otras personas, por ejemplo, no conduce sino a ir a estrellarse contra las rocas.
En la vida hay pocas verdades absolutas, y solo manteniéndose mentalmente flexible y relajado, dejando que la mente fluya en torno a nuevas formas de pensar y a través de ellas, es como uno puede aprender y crecer. (Recuerde: solo se deja de aprender, ¡cuando se envejece!)
Cuando John Maynard Keynes escribió: “La verdadera dificultad para cambiar radica, no en desarrollar nuevas ideas, sino en escapar de las viejas”.
¿Puede usted pensar en un momento en que algo que había intentado hacer sencillamente no haya dado resultado, por mucho que se haya esforzado en lograrlo? Por ejemplo, Lisa y tres amigas decidieron tomarse una vacación invernal juntas en México.
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Después de semanas de difíciles compromisos, acabaron por decidirse por una fecha, pero luego estuvieron discutiendo sobre ssi irían a Cozumel o a Mazatlán,, y si se alojarían en un condominio o en un hotel. Lisa sentía como si estuviera nadando contra corriente; por eso, con toda suavidad se retractó de la idea y pidió a una antigua amiga que la acompañara en un viaje a Hawai.
Pasaron unas vacaciones deliciosas.
A veces cuando una situación parece no sentirse cómoda, usted puede rectificar sus objetivos, o retroceder por lo pronto, o buscar un curso más natural que seguir. Preste atención a su intuición. No quiera empujar el torrente. No use su energía para luchar contra algo que sencillamente no funciona. Eso puede ser la señal de que no le conviene.
Intente hacer esto:
Cierre los ojos y piense en un problema de su vida en algo que parece que no puede resolver. Respire profundamente e imagínese dejando ir el problema, relajándose y fluyendo con suavidad y facilidad en torno a él. Tómese unos momentos para disfrutar de cierta sensación de paz y quietud.
¿En qué otro aspecto de su vida se beneficiaría, simplemente relajándose y dejándose llevar por el flujo?
Tome nota de cualquier idea útil que se le ocurra.
seryhumano.com / Dottie Billington
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