Palabra del Día

Evangelio según san Lucas 9, 57-62

EVANGELIO

EVANGELIO DEL DÍA

Lectura del libro de Job

Job 9, 1-12. 14-16

Job tomó la palabra y les dijo a sus amigos:

«Sé muy bien que el hombre

no puede hacer triunfar su causa contra Dios.

Si el hombre pretendiera entablar pleito con él,

de mil cargos que Dios le hiciera, no podría rechazar ninguno.

El corazón de Dios es sabio y su fuerza es inmensa.

¿Quién se le ha enfrentado y ha salido triunfante?

En un instante descuaja las montañas

y sacude los montes con su cólera;

él hace retemblar toda la tierra

y la estremece desde sus cimientos.

Basta con que dé una orden y el sol se apaga;

esconde cuando quiere a las estrellas;

él solo desplegó los cielos

y camina sobre la superficie del mar.

El creó todas las constelaciones del cielo:

la Osa, Orión, las Cabrillas y las que se ven en el sur;

él hace prodigios incomprensibles, maravillas sin número.

Cuando pasa junto a mí, no lo veo;

cuando se aleja de mí, no lo siento.

Si se apodera de algo, ¿quién se lo impedirá?

¿Quién podrá decirle: ‘Qué estás haciendo?’

Si Dios me llama a juicio,

¿cómo podría yo rebatir sus acciones?

Aunque yo tuviera razón, no me quedaría otro remedio

que implorar su misericordia.

Si yo lo citara a juicio y él compareciera,

no creo que atendiera a mis razones».

EVANGELIO DEL DÍA

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 57-62

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: «Te seguiré a donde quiera que vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza».

A otro, Jesús le dijo: «Sígueme». Pero él le respondió: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Jesús le replicó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios».

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia». Jesús le contestó: «El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios».

Exigencias del seguimiento

Nos encontramos aquí con tres casos de seguimiento: el primero es voluntario que se ofrece a seguir a Jesús; la respuesta del Maestro es radical: seguirle no atrae ninguna ganancia humana, ni ninguna ventaja material ni social.

En el segundo caso, es Jesús quien llama, el aludido está dispuesto a seguirle, pero antepone una condición: enterrar primero al padre; no hay que entender que justo en esos momentos el padre estaba muerto; la expresión evoca a una figura muy familiar también para nosotros: “ver” por los padres, hacerse cargo de ellos hasta su muerte, luego sí, en libertad seguiría a Jesús.

Pues ésta no fue excusa para el discípulo que recibe una orden seca, cortante: “deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el reino de Dios”. Si uno de esos efectos de la instauración del reinado de Dios es la justicia, la solidaridad y la fraternidad, ya habrá quien se ocupe de esos padres.

En el tercer caso, también es Jesús quien llama y también hay de por medio una excusa aparente muy válida: despedirse de los padres. Jesús ve un riesgo, Él no es contrario a esta bella actitud filial, pero sabe que muchas veces la familia _ y más en aquella época _ era un gran obstáculo para el espontáneo ejercicio de la libertad de los hijos.

No se sigue a Jesús para “obtener” libertad, se le sigue en libertad.

seryhumano.com

Fuente: “La Biblia de Nuestro Pueblo” de Luis Alfonso Schökel

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