“Tu rostro se colmará de sonrisas si te deshaces del disparatado melodrama de la vida.” Tiba Araujo
La conexión con el otro es un arte lleno de colores que nos invita a conocernos por dentro. A tocarnos con piel afuera.
Y es que al involucrarnos con otros seres la percepción se expande, se magnifica, se exterioriza.
Por naturaleza humana, tendemos a responder más que a reaccionar.
Pasamos el balón al otro lado sin ni siquiera pensar.
Cuando menos lo imaginamos, lo que empezó con un simple apretón de manos, se enreda, se tergiversa y torna otra realidad.
Miramos atrás y nos preguntamos ¿Cómo pudo terminar todo así?
Por darle poder a nuestra interpretación.
La interpretación no es más que la concepción personal de algo o alguien.
En ella nos convertimos en productores de cine haciendo guiones, contratamos personajes, los despedimos, le creamos historias y con ellas mas personajes.
Adquirimos vestuarios, maquillaje, le montamos escenarios para que con todo esto podamos “entretener” a otras personas.
Hablan de nuestras películas. Pagan incluso para verlas y algunos muchos más osados, pagan hasta para actuar.
Nos sentimos famosos e importantes.
Así que entre estreno y estreno, me nacen varias preguntas:
¿Y nosotros?
¿Dónde está nuestra propia película?
¿Somos protagonistas o personajes de reparto?
¿Quién es nuestro productor?
Desde mi experiencia, les cuento que hace un par de años atrás me he permitido poner atención solo a mi propia película. Y les confieso, que lo más interesante de todo ha sido alejarme del drama y dedicar toda la producción a más música, más humor, más silencio, más escenarios naturales, más tranquilidad.
He visto como muchos personajes han salido del aire por no tener lágrimas que experimentar.
Aquellos que apuestan al dolor como interesante. Que aman el conflicto en voz alta, quizás para esconder sus miedos, quizás para evitar mirarse al espejo, quizás simplemente por estar acostumbrados a la oscuridad.
Los comprendo porque yo vengo de allí. Y claro está, aun lo estoy en varios instantes del día. Solo que ahora he tomado conciencia de esos momentos evaluando cómo me siento para volver a mi centro, a mi espacio, a mi interna paz.
Es increíble lo tóxico que podemos lograr ser.
Me decía una amiga en estos días, “es que tus palabras a veces son más rápidas que tu mente”. “Eres muy dura” _ me decía otra_. Y revisando unos viejos correos en mi buzón de entrada, otra amiga se refería a mí como que me encantaba saber todo y bañarme en todos los charquitos (como se dice coloquialmente aquí en Venezuela).
Pues no me juzgo. (Eso también lo he aprendido a hacer.)
Esas facetas de mi personalidad también están pasando.
Las agradezco porque ser así, me ha permitido llegar a lo que me estoy convirtiendo.
Ya no más querer saber todo. Eso se lo dejo a Dios.
Ya no más querer estar involucrada en todas las películas de la gente que me rodea. Para eso tengo mi propia producción.
Están quedando atrás, las quejas, los juicios no fundados, las críticas subversivas. Porque ahora mi decisión es la armonía, la comprensión, el perdón, el soltar, la compasión, el amor, la paz.
Parte de amarnos a nosotros mismos es evaluar la energía que permitimos compartir y con quien.
Respetarnos que si no fluimos con una persona, con amor, dejarla ir.
Que si no nos sentimos a gusto en un sitio. Darnos el permiso de retirarnos, así sea el mejor restaurant de la ciudad o el más caro.
El drama, el conflicto y el querer tener control de todo se convierte muchas veces en enfermedades físicas y mentales. Todo eso nos lleva al dolor.
Optemos cada día por y para el amor.
Seamos y dejemos ser.
Cada quien en su proceso. Si piden nuestra ayuda, demos una manito, la otra dejémosla en nuestro corazón.
No perdamos por nada ni por nadie el contacto con nosotros mismos ni con Dios.
Para quien no quiera salir de su drama, respetemos eso también. Dios tiene también un plan perfecto para él.
Oremos.
Cuando vi a mi mamá apagarse en segundos comprendí que la vida se puede ir en un abrir y cerrar de ojos. Es lo único seguro que tenemos. Así que no perdamos tiempo apostando por la angustia, el sufrimiento, la desesperación.
Todo en esta vida es temporal, me repito todos los días. Y esto también pasará.
Creamos.
Porque soy la dueña de mi propia película. En ella soy la protagonista.
Ya no me interesa ser famosa o que me cataloguen de importante.
Mi meta simplemente es disfrutar del rodaje, porque mi productor es Dios y la trama se basa en mi anhelo que, cada minuto de mi vida esté y sea paz.
Seryhumano.com / Morelba del Valle Martinez Inciarte
Dedicado a mis Maestros @tibaaraujo y @juliobevione